La película comienza con la boda de Bea y Thomas, y el éxito de su libro Peter Rabbit. Una gran casa editorial ofrece a la autora un fabuloso contrato por la exclusiva y sus secuelas. El éxito amenaza la estabilidad doméstica entre Bea y Thomas, en un momento en que, además, Peter se siente incomprendido, marcado por su fama de travieso, y decide marcharse.
Esta secuela tiene la perfección técnica de la anterior, y también momentos muy logrados. En general produce un efecto de acumulación de eventos: las maniobras del editor y su equipo, los celos de Thomas, la fuga de Peter, el golpe del mercado… al grito de “más es mejor”.
Lo mejor, sin embargo, son los momentos sencillos. Hay una moralina que se debe interpretar bien, a favor de la familia y maduración, aunque sea una de estas familias modernas compuestas que nos ofrece el cine. Beatrix Potter (1866-1943), la escritoras de libros infantiles que creó el personaje de Peter Rabbit, nunca habría escrito esta historia, pero es cierto que ha pasado más de un siglo.