David y Jennifer, dos hermanos en los años 90, de madre divorciada, se ven mágicamente transportados al mundo idílico de Pleasantville, una serie televisiva en blanco y negro de los años 50. Pronto revolucionarán todo. Ella, a través de su promiscuidad sexual. Él, con su pasión por los libros.
Si desde el punto de vista técnico el film es memorable en su integración del color en el blanco y negro, en el plano de las ideas se pierde de modo irremediable al limitar la liberación de Pleasanville al arte, la cultura y la sexualidad sin reglas, embarullada además con un enfrentamiento racista poco imaginativo. Al final, resulta difícil saber adónde quería llegar el director.
José María Aresté