El escocés Paul McGuigan dirige esta película que se suma al abultado número de fantasiosas películas norteamericanas sobre gente con superpoderes. En este caso se trata de las víctimas de unos experimentos que realiza una secreta agencia estatal para lograr controlar y usar a su servicio seres humanos con poderes paranormales de diverso tipo como la telequinesia y la clarividencia.
La cinta renuncia a las mallas y las artes marciales volatineras para intentar construir una historia de ambiente realista contemporáneo. Para logar cierto fuste dramático se toman elementos de otras películas como Blade Runner, Minority Report, X-Men y Hellboy.
El resultado es pobre porque lo que se cuenta tiene poco interés, falta carisma a los personajes y la trama se enreda hasta lograr el desinterés del espectador. Lo más interesante es ver cómo Dakota Fanning (Yo soy Sam, La guerra de los mundos), a sus 15 años, lidia con un papel nada fácil.