Tras ganar numerosos premios, esta conmovedora fábula moral obtuvo cuatro Globos de Oro 2008 y ahora es candidata a diez Oscars. En ella, Danny Boyle -con la ayuda de Loveleen Tandan, acreditada como codirectora- adapta la premiada novela Q & A, del diplomático indio Vikas Swarup (ver Aceprensa, 13-09-2006). Y lo hace a través de una compleja estructura narrativa -con constantes saltos temporales- y de una impactante factura visual, entre hiperrealista y onírica, y de cautivadora belleza poética. El cineasta inglés ya probó ese cóctel en Trainspotting, Una historia diferente y Millones; pero aquí lo ha enriquecido con una mayor inmediatez y plasticidad, similar a la de otros filmes sobre niños de la calle, como Estación Central de Brasil, de Walter Salles, o Ciudad de Dios, del también brasileño Fernando Meirelles.
El protagonista es Jamal Malik, un joven camarero, sencillo y sin estudios, que se ha criado en un paupérrimo suburbio musulmán de Mumbai (antes llamada Bombay). De ahí que algunos le consideren un slumdog, un despreciable perro de chabola. Un día, Jamal se presenta a la versión india del popular concurso ¿Quieres ser millonario?, y llega hasta la pregunta final. Pero entonces su honestidad es cuestionada por la policía, que le detiene. Al hilo del brutal interrogatorio sobre sus respuestas en el programa, Jamal relata su dramática existencia.
Danny Boyle salva con nota los desafíos de no regodearse en las degeneraciones morales que describe, como las persecuciones de hindúes contra musulmanes, la prostitución infantil u otras formas aberrantes de explotación de la miseria. Y acierta también al traducir en imágenes la mirada caleidoscópica de la novela de Vikas Swarup, que salta de la denuncia social al melodrama hiperromántico, pasando por la comedia y el thriller de gangsters. Para conseguir ambos objetivos, Boyle recurre a una planificación muy imaginativa y a un montaje extremadamente fragmentado, cuya potencia se refuerza con la colorista fotografía de Anthony Dod Mantle y con la vibrante banda sonora de A.R. Rahman. Redondea el conjunto un extraordinario elenco de actores, plenos de naturalidad. Los lidera el joven londinense de origen indio Dev Patel, que da a su personaje un sugerente carácter, entre inocente y pillo, capaz de arrancar del espectador la lágrima, el suspiro, la angustia, la sonrisa y hasta la carcajada.
Seguramente, el contundente despliegue audiovisual de Boyle agote a algunos espectadores más puristas. Su inquebrantable optimismo quizás irrite a otros menos idealistas. Y tal vez alguno reproche el aparente determinismo de su oriental visión del destino, según la cual todo está escrito.
Pero creo que la mayoría de los que vean esta película disfrutarán de su frescura y de un excepcional vigor que acoge la fragilidad humana, la capacidad de superación y, más que ninguna otra cosa, el poderoso motor de regeneración que es el amor, también en las situaciones más sórdidas e inhumanas.