Tras dirigir dos películas sobresalientes, Bird y Sin perdón, ganar un Oscar a la mejor película con la segunda de ellas y recibir hace nada el León de Oro veneciano a toda su carrera, Clint Eastwood afronta desde hace años el problema de superar un listón artístico muy alto. Y aunque todas sus películas recientes contienen secuencias brillantes, dejan cierto sabor a insatisfacción. Ocurre en Cazador blanco, corazón negro, Poder absoluto, Medianoche en el jardín del bien y del mal e incluso en la bastante lograda Los puentes de Madison.
A Space Cowboys también le falta algo. Enmarcan la película un prólogo en primoroso blanco y negro, y un vibrante desenlace con plano antológico en la Luna. En medio discurre una historia muy clásica, que plantea una defensa a ultranza de la ancianidad: los protagonistas padecen achaques y limitaciones, pero son jóvenes de espíritu. Al igual que en Una historia verdadera, se ve cómo la edad no es obstáculo para vivir en plenitud, una idea muy presente en el Eastwood de los últimos años.
La trama se despliega con relativa habilidad. Un satélite ruso se ha estropeado y podría caer a la Tierra. Por un misterioso motivo, funciona con un obsoleto sistema de guiado norteamericano. Frank (Clint Eastwood) es el máximo experto en ese sistema. La NASA le necesita, y él está dispuesto a cooperar, pero si cuenta con sus antiguos compinches; y los recluta, un poco al estilo de Los siete magníficos. La película se demora en describir el entrenamiento de estos ancianos, y sus rivalidades, además con un tono de comedia que a Eastwood no le va. John Ford habría dado un aire simpático a esas escenas; en manos de Eastwood, resultan forzadas, infantiloides.
También hay problemas en la definición de los cuatro astronautas, sobre todo en los encarnados por Donald Sutherland y James Garner, que se despachan con mínimos trazos. Son los actores quienes sostienen a esos personajes endebles. Igual ocurre en la única presencia femenina relevante, a cargo de una inspirada e infravalorada Marcia Gay Harden. En todo caso, el director-actor Eastwood confirma que no ha perdido reflejos a la hora de seleccionar un reparto y sacar lo mejor de él.
José María Aresté