En esta adaptación de la novela del irlandés Patrick McGrath, el canadiense David Cronenberg (Inseparables) retorna a sus enfermizas obsesiones habituales. Describe la tragedia de un loco londinense que rememora su terrible infancia cuando sale del manicomio, donde ha estado encerrado durante 30 años.
Cabe elogiar los esfuerzos interpretativos de Ralph Fiennes y Miranda Richardson, así como la inquietante atmósfera expresionista que logra Cronenberg. Pero todo eso no hace más digerible un argumento repetitivo, enturbiado por un psicoanalismo caduco y sórdido en sus escenas violentas y sexuales.
Jerónimo José Martín