Después de una apreciable carrera televisiva y un par de cortometrajes, el inglés Peter Cattaneo debuta en el largo recorrido con esta hilarante y provocadora comedia social que ha ganado los premios del público en los festivales de San Sebastián, Locarno y Melbourne.
Su primer aliciente es el guión de Simon Beaufoy (The Two Towers), que desarrolla con sorprendente frescura una historia muy divertida e inteligente. La acción transcurre en un barrio obrero de Sheffield, y sigue las andanzas de un grupo de amigos que llevan años intentando salir del paro. Hartos de trabajos de medio pelo, conciben un plan descabellado: montar en secreto un singular espectáculo de striptease solo para mujeres, que les permita recaudar de un modo rápido el dinero que tanto necesitan. El problema es que todos ellos están ya entraditos en años, no son precisamente unos adonis y no tienen ni idea de bailar. Sólo cuentan a su favor con una cosa: están dispuestos a ir a por todas (full monty) y a sacrificar incluso su sentido del ridículo.
Ciertamente, en su puesta en escena –tan fresca como el guion–, Peter Cattaneo no evita un realismo cutre, que propicia el exhibicionismo visual y verbal, aunque más contenido de lo que sugiere la publicidad de la película. En cualquier caso, humaniza de tal modo a los personajes que diluye bastante la posible morbosidad de sus acciones. En este proceso, tienen una importancia decisiva las magníficas interpretaciones de todos los actores y, sobre todo, la amabilidad y el respeto con que Peter Cattaneo retrata a sus personajes, buena gente que, a pesar de las desdichas, no pierde la esperanza y lucha con uñas y dientes por sacar adelante a sus familias. Ni una sombra de cinismo empaña estos retratos, sin duda moralmente reprochables e incompletos, pero que al menos ilustran con humor el valor del trabajo, la unidad familiar y la dedicación a los hijos.