Estreno como director del hasta ahora guionista Jonás Trueba, que colaboró con su padre, Fernando, en la escritura de El baile de la Victoria. El título de la película anuncia su contenido: un ejercicio de estilo en el que un joven realizador se entrega con furor a la emulación de sus héroes: Rohmer, Truffaut y Allen, entre otros.
La historia de amor y desamor entre un filólogo y una arquitecta en el Madrid de los Austrias, se articula de una manera tan enfática y pretenciosa que solo la calidad interpretativa de Barbara Lennie logra mantenerla a flote, después de las inmersiones que suponen varios personajes y tramas sobre el desconcierto afectivo de treintañeros zánganos.