>El dueño de una pequeña ferretería, huraño, metódico y amargado, verá cómo su vida de solterón misántropo cambia a partir de un encuentro casual con un joven chino, que acaba de llegar a Buenos Aires y no sabe una palabra de español. En el pasado del recién llegado hay mucho dolor y le cuesta encontrar sentido a la vida.
Darín, brillante una vez más, es actor con recursos, un profesional que se adapta a muy distintas maneras de trabajar. Él sostiene la historia, que es escasa y tiene evidentes rellenos, como dos tontadas onírico-eróticas, para llegar a los 93 minutos.
La película sale adelante y, en algunos momentos, es brillante, como en el inicio en China y en la divertida reclamación por los tornillos de menos. El personaje femenino está empotrado en la historia: si lo hubiesen escrito mejor, daría más peso a la película.