Un breve prólogo ayuda a situar la acción y los personajes. Es el 25 de febrero de 1964; la canción Blowing in the wind es un hit; John F. Kennedy acaba de ser asesinado; hay una fuerte segregación racial –es el año de Arde Mississippi–, y Estados Unidos está a punto de entrar en Vietnam. Los cuatro protagonistas, iconos del Black Power y de la lucha por la igualdad de derechos, se reúnen para celebrar la victoria de Muhammad Ali en el combate por el título de campeón mundial de peso pesado.
Parece que el encuentro fue real. Según el guion de Kemp Powers, Malcolm X quiere hacer reflexionar a sus amigos acerca de su responsabilidad, de su lugar en la sociedad en un momento de grandes cambios. Saltan chispas, compatibles con una sincera amistad.
Dirige el proyecto Regina King, que tiene una larga trayectoria como actriz y directora de televisión, y ganó el Oscar a la mejor actriz de reparto por su actuación en la socialmente comprometida El blues de Beale Street (2018). Como buena actriz, resulta buena directora de actores, y tiene a cuatro entusiastas en cuatro papeles que son una pera en dulce.
El guion es una delicia si gustas de buenos diálogos, reflexiones interesantes y enfrentamientos de personalidades. Resulta mucho más que una lección de historia –o un recordatorio para los más viejos–: buena parte de la carga social es válida hoy en día, sin importar el color de la piel.
La planificación es interesante: la mayor parte del tiempo consigue hacer olvidar que su origen es teatral, evita el continuo plano-contraplano y el abuso de primeros planos, aprovecha los espacios, y solo tiene un par de momentos en que la tensión baja y notas el escenario. Los retratos de los cuatro personajes son verosímiles. Solo llama la atención ver a un Malcolm X diferente del que suele verse en libros o filmes: radical y víctima a la vez, y se permite una mirada a su faceta hogareña.
Una obra de interés, especialmente apta para aquellos que se interesan o ya conocen la época y a los personajes.