Gianni es un romano cincuentón, sin un trabajo fijo, que vive desde siempre en el Trastevere con su anciana y vanidosa madre, viuda desde hace años. Un caluroso agosto, y a cambio de una reducción de sus deudas comunales, el bueno y perezoso de Gianni acepta acoger en su casa a la marchosa madre del administrador de su edificio, un tipo frívolo y descastado, que le coloca de paso a su pueblerina tía. El grupo de ancianas acogidas por Gianni se completa cuando un médico amigo de Gianni le lleva a su madre, que incumple sistemáticamente su severo régimen de comidas. Así, Gianni se encontrará en pleno ferragosto sirviendo a cuatro octogenarias, a cuál más caprichosa.
Esta ópera prima tras la cámara del veterano guionista Gianni Di Gregorio -coautor del guión de Gomorra– no aporta grandes sorpresas narrativas ni conflictos dramáticos muy elaborados. De hecho, su visión de la vida es más bien perpleja y superficial. Pero se gana al espectador con su sentido del humor -casi siempre sutil y elegante-y su mirada entrañable a todos los personajes, heredada de clásicos directores de comedia italianos, como Dino Risi o Mario Monicelli.
Por otra parte, Di Gregorio logra una buena dirección de intérpretes, especialmente meritoria, pues ha tenido que dirigirse a sí mismo -poco experimentado como actor- y a sus cuatro mamme, todas ellas no profesionales. Por todo ello, no sorprende que la película ganara el León del Futuro a la mejor ópera prima en la Mostra de Venecia 2008.