Publicada en 1933, se trata de una de las primeras novelas bélicas que aborda de manera directa y realista el testimonio de unos soldados que “luchan en combates modernos, mecanizados y masivos”. Antes de esta novela, la guerra, en la literatura, era sobre todo una experiencia épica, un lugar para los grandes idealismos. Como escribe Philip D. Beidler en la completa introducción que sitúa perfectamente esta obra en la historia de la novela militar contemporánea, sorprende que la guerra, salvo en El rojo emblema del valor, de Stephen Crane –y Crane la escribió sin haber estado allí–, apenas está presente en la literatura, y cuando lo hace suele ser de una manera estilizada y poco realista.
William March (1893-1954) da la vuelta a la tortilla…
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