Carlos d’Ors, nieto de Eugenio d’Ors (1881-1954), ha recogido una selección de escritos de su abuelo que desde que fueron publicados en diversas revistas a principios del siglo XX, no habían vuelto a reeditarse. Con un riquísimo y preciso vocabulario y un mimado estilo, a menudo casi lírico, D’Ors selecciona una anécdota tras la que esconde una profunda y a veces desgarrada o cruel realidad.
Esta antología descubre a un hombre cuya sensibilidad literaria es traspasada por su flema filosófica. “Anoche vi una cosa que yo no había visto nunca” es el inicio de una de sus más trágicas historias; pero una historia que finaliza con un “gracias” a Dios “por el espectáculo infame de la miseria del mundo, por todos los golpes recibidos en la lucha, por los gargajos de los malvados y de los imbéciles, por las manchas, por la miseria, por la enfermedad, por la gran náusea del vivir…”
Ninguno de los textos deja indiferente. Todos ellos responden a un porqué, tienen un trasfondo. Mujeres y enfermos de carne y hueso, personajes de la fábula o la leyenda, algún que otro animalillo y cachivaches que hoy estarían relegados a un viejo baúl o a un destartalado desván desfilan por estas páginas. Todos hablan de soledad, temor, amoríos, miedos, sueños… y de tantas otras verdades profundas radicadas en la entraña del hombre. Es necesario superar la anécdota para encontrar el sentido con que el filósofo D’Ors vivifica su relato.