Dialogo intorno alla repubblicaNorberto Bobbio y Maurizio ViroliTusquets. Barcelona (2002). 119 págs. 11 €. Traducción: Ros Rius Gatell.
El desinterés de los ciudadanos por la cosa pública, la corrupción política, la necesidad de las virtudes cívicas, la diferencia entre amor a la patria y nacionalismo, el liderazgo político y sus formas corruptas, o el papel de la moral y la religión en la cosa pública son algunas de las cuestiones abordadas en el diálogo que mantienen el nonagenario y conocido teórico de la política, Norberto Bobbio, y Maurizio Viroli, profesor de historia del pensamiento político en la Universidad de Princeton.
El libro posee las características peculiares que le proporciona su estructura de diálogo: los temas, más que desarrollarse con profundidad, se esbozan; pero tanto la naturaleza de las cuestiones como la categoría de los interlocutores consiguen que el interés del libro no desmerezca. La conversación -mantenida en diversos momentos en el segundo semestre de 2000- se articula como una discrepancia de puntos de vista, dentro de un cierto acuerdo.
Los dos autores coinciden en su pesimismo ante la situación política que vive Italia y en su crítica a Forza Italia y a su creador y líder, Silvio Berlusconi.
Pero, para un lector no italiano, el acuerdo más significativo de los dos interlocutores tal vez sea su común agnosticismo. Norberto Bobbio, en especial, hace gala de una viva nostalgia del absoluto, de un deseo de creer en una realidad trascendente, aunque lamenta su incapacidad para ello. Sus expresiones sobre el factor religioso acaban siendo contradictorias. De una parte insiste en que las creencias religiosas aportan a la vida pública elementos tan valiosos como son el fortalecimiento del sentido del deber y, en el caso del cristianismo, una encomiable preocupación por los necesitados nunca igualada por los «laicos»; por otra parte, acaba sosteniendo que la religión es una droga, un elemento disgregador, que lleva a la destrucción. Menos acertado todavía ante el hecho religioso se muestra Viroli, quien parece fijarse sólo en quienes matan en nombre de Dios, a la vez que se empeña en afirmar una «caridad laica» y una, más sorprendente todavía, «religión cívica, que refuerce en los ciudadanos el sentimiento de lealtad hacia las instituciones».
Desde el punto de vista de la teoría política, lo más interesante de este Diálogo en torno a la república tal vez resida en la discusión acerca del republicanismo. Frente a libertad entendida como ausencia de interferencias -que estaría en base de la tradición liberal-, el republicanismo vendría a concebir la libertad como la no dependencia de una voluntad arbitraria. Aunque Bobbio se manifiesta escéptico ante el republicanismo como realidad histórica, llega al acuerdo con Viroli cuando concluye que, en efecto, y tal como lo ve el republicanismo, «las buenas costumbres y la virtud de los ciudadanos son necesarias».
Merece la pena, finalmente, reseñar también la propuesta a favor de los deberes: la necesidad que tiene la república de que los ciudadanos no se limiten a exigir derechos sino que también se sientan obligados con el bien común mediante deberes.
Francisco Santamaría