Tras la invasión de Noruega por el ejército alemán, y especialmente después de que la Gestapo requisase todos los aparatos de radio, comenzaron a proliferar periódicos clandestinos donde aparecían las noticias emitidas en noruego por la BBC desde Londres. Fueron muchos los periódicos y también las personas que trabajaron en la clandestinidad. Uno de ellos fue Petter Moen (1901-1944), quien llegó a ser el coordinador de toda la prensa clandestina del país. Moen era empleado de una compañía de seguros y de ahí pasó a dirigir el periódico clandestino más importante, el London NYTT. Hasta que el 3 de febrero de 1944 fue detenido por la Gestapo. Murió junto con casi 400 presos más en septiembre siguiente, en el naufragio de un barco que los trasladaba a Alemania.
La primera parte del diario recoge su lucha interior para soportar una dura situación de desconcierto y aislamiento. “Cada palabra y cada frase están aquí escritas con el esfuerzo de toda la capacidad de sentir y pensar de la que dispongo”. Moen no se siente ni un héroe ni un valiente, y teme la violencia de los interrogatorios. En la soledad de su celda, recuerda a Bella, su mujer, repasa su vida y cobran especial fuerza los consejos de sus padres, profundamente creyentes, para que rezase. Durante esos años no les había hecho mucho caso. Según él, en su vida anterior “ha arrasado con todos los valores morales y materiales”. Ahora regresan a su mente muchas frases de su madre, ya fallecida: “Reza y experimentarás la verdad de la palabra de Dios”. Los días se suceden, el agobio aumenta y Moen aprovecha tanta soledad para “buscar hacia adentro”. Pide la conversión, pero se siente confuso.
En la celda de aislamiento permanece desde el 4 de febrero hasta el 21 de abril. Luego le trasladan a otra que comparte con más presos. Moen piensa que ya ha pasado lo peor, y aunque todo sigue siendo igual de peligroso y de duro, se ha adaptado a la nueva situación. Esto se nota en su diario. Ahora son frecuentes las referencias a los otros presos, las discusiones que mantienen, su visión de lo que está pasando y la atención a los carceleros y al ambiente de la prisión. Si la primera parte era profundamente interior, ahora Moen desplaza el punto de vista hacia los sucesos externos. Y cuando vuelve a hablar de la religión, han cambiado sus opiniones. Moen vuelve a considerarla “un producto de la ilusión humana”, y explica sus pensamientos anteriores como una forma de lucha por sobrevivir.
Este diario, por las circunstancias que rodean su escritura, es un excepcional testimonio de lo que sucedía en directo en el interior y en el exterior de un preso político cuya vida pendía de un hilo. El libro incluye un epílogo sobre la resistencia en Noruega durante la ocupación nazi.