El profesor Andrés Montebajo recibe un correo electrónico fechado en el año 2320. Al principio piensa que se trata de un error informático, pero poco a poco descubre que alguien del futuro está muy interesado en ponerse en contacto con él. Tras superar el desconcierto inicial, Andrés y un grupo de alumnos de su instituto se embarcan en una apocalíptica aventura en la que se mezcla la trepidante acción, los avances tecnológicos y los habituales temas de la ciencia ficción. Como suele ser habitual en el género, el autor, también profesor en un instituto, utiliza el futuro para reflexionar sobre el presente con el fin de aportar un poco de sentido común en la desbocada carrera por una ciencia sin ética que estamos viviendo. En este sentido, y por lo que plantea la novela, el futuro, si no se corrige, parece poco prometedor.
La novela, pensada para un público juvenil, contiene un argumento ingenioso y verosímil, con unos protagonistas tomados directamente de la realidad, lo que enriquece la novela y la hace más cercana. Resulta también amable la relación que el protagonista mantiene con sus alumnos (tomada directamente de la experiencia docente del autor), relación que da pie para reflexionar indirectamente sobre otras cuestiones de gran calado. Y sorprende, además, la original introducción de los avances científicos y sus posibles peligros en la trama y en los ingredientes novelescos.