Gambito turcoSalamandra. Barcelona (2002). 284 y 250 págs., respectivamente. 11,90 € cada libro. Traducción: Rafael Cañete Fuillerat.
Boris Akunin es el pseudónimo -en homenaje al anarquista ruso- del escritor Grigori Shalvovich Chjartishvili, nacido en Georgia en 1956 y residente desde los dos años en Moscú. Estudió historia y filología en el Instituto de Asia y África de la universidad de la capital rusa y está especializado en cultura japonesa, con traducciones de Mishima y una antología de literatura nipona. También fue director de la revista Inostrannaja Literatura. Desde 1998 este novelista ha conseguido un gran éxito con una serie de siete narraciones protagonizadas por el aventurero, espía e investigador Erast Fandorin. Estos títulos son las dos primeras novelas de la colección. El ángel caído es una novela policíaca que trata de averiguar la causa de una serie de suicidios mediante la ruleta rusa. La lucha se desarrolla contra una sociedad secreta que tiene por objeto la mejora del mundo (pues considera que Dios lo hizo imperfecto). Esta sociedad, de vínculos esotéricos, no tiene escrúpulos en utilizar todos los medios a su alcance para alcanzar su fin.
Gambito turco se desarrolla en una guerra balcánica ruso-turca, cuando en 1877 una joven rusa de ideas feministas decide acudir a la primera línea del frente búlgaro en busca de su prometido. En el viaje se encuentra de manera fortuita con Fandorin y juntos van a vivir un complejo entramado de espionajes, traiciones, dobles juegos y sabotajes que, entre las acciones bélicas del avance ruso hacia la capital turca, se desarrollan en el ámbito del alto mando militar y los corresponsales extranjeros de prensa.
Ambos son dos relatos que incluyen mucha acción, planteamientos leves y hasta divertidos, con un fino sentido del humor lleno de ironía. Con un desarrollo entre la novelística típica de espías y el folletín, se mezcla una notable erudición histórica, una ambientación rica y estudiada y un estilo que renueva las formas de la novela clásica del XIX, en ocasiones demasiado prolijo.
José Poveda