Esta breve novela que cuenta las vicisitudes de una familia en la ciudad de Belgrado en la década de los años 40 fue publicada en 1969 en una edición artesanal. Un mes después, consiguió el premio literario más importante de Yugoslavia. Desde entonces, ha sido una obra muy leída.
Ćosić (1932) parece inspirarse en su propia familia para construir un delirante relato de la vida en Yugoslavia en unos años marcados por la Segunda Guerra Mundial y la implantación del comunismo en su país. Ćosić huye de los grandes discursos y de los análisis generalistas. Lo que quiere es describir el microcosmos de una familia unida, pero muy especial. Su obsesiva madre tiene frecuentes crisis nerviosas; su padre tiene una desmedida afición al alcohol; su tío es un mujeriego empedernido; y su abuelo transmite en sus comentarios un divertido y afilado cinismo. A la vez, se cuentan las relaciones con los amigos y vecinos y, como telón de fondo, los sucesivos cambios políticos, que apenas afectan a los modos de vida de una familia feliz a su manera, caótica, original. Como escribe el narrador, “la vida en familia se parecía a una película emocionante, insólita, a veces muy aburrida”. A pesar de los pesares, y de los problemas, “éramos una familia” y “vivíamos juntos como una unidad militar”. Aunque la familia del joven narrador no es ni modélica ni ejemplar, al menos transmite un generoso orgullo de lo que significó la familia en aquellos especiales años.
El narrador es el hijo menor, un ingenuo niño que se aproxima a la crisis de la adolescencia. El autor se inspira en los relatos escolares, con frases muy cortas, pocas reflexiones, y muchas intervenciones de los protagonistas. Un libro entretenido, con un mínimo argumento, que tiene un impagable valor literario y sociológico, a pesar de su brevedad.