Nacido en 1858, Joaquim Ruyra i Oms es, a juicio de Josep Pla, uno de los mejores escritores catalanes de su generación. Tras estudiar Derecho en Barcelona, regresó a Blanes, su tierra natal, para ocuparse de la administración del patrimonio familiar, actividad que compaginó con la pintura y la escritura. En 1903 publicó Marines i boscatges, conjunto de relatos del que forma parte El remo de 34. En ellos Ruyra, con un catalán rico y depurado, escribe sobre la vida en la comarca gerundense de La Selva, en la Costa Brava. Son relatos sencillos, líricos, costumbristas, que tienen muchas veces como protagonistas a los marineros de la zona.
Ese es el ambiente y el mundo que aparece en El remo de 34. Escrito como si se tratase de una larga carta en la que Mariana, uno de los personajes principales del relato, recuerda un suceso marítimo que le ocurrió en su juventud al barco del que era patrón su padre, y que estuvo a punto de acabar en desgracia.
Su padre es el patrón de un barco de mesana, el “Santa Rita”, dedicado al comercio de cabotaje en la costa mediterránea y las islas Baleares. Mariana es una joven huérfana de madre que vive mimada por su padre, rudo marinero de gran corazón. Deseosa de experimentar una de las travesías que hacía el barco de su padre para luego pintar algunas escenas, le pidió que la llevase en uno de sus viajes.
Mariana compartió la travesía con su padre y los pocos marineros que van en un barco de estas características. Para ella fue una experiencia en primer lugar placentera. La vida en el barco y las relaciones y conversaciones con los marineros están contadas con naturalidad, realismo, simpatía y optimismo. Las cosas se complican, y mucho, cuando el segundo día se desencadena una tormenta, y los marineros tienen que dar lo mejor de sí para salvar sus vidas y la de Mariana.
Todo está contado con pasión, con cercanía, con rigor estilístico. El autor incluye muchos términos propios del lenguaje marinero que se aclaran convenientemente en las notas a pie de página; también se explican en estas notas algunas palabras catalanas de difícil traducción al castellano.
Un libro, pues, ameno, sencillo, muy bien escrito –y traducido– sobre un episodio inusual y extremo que permite conocer el mundo costumbrista de los marineros de los pueblos de la Costa Brava a finales del siglo XIX.