Nuevas ediciones, cómodas de leer y con ilustraciones realistas sugerentes, de dos libros infantiles de calidad. El protagonista del primero, El saltamontes verde (1961), es Yungo, huérfano y mudo, un chico que se ha ido encerrando en un mundo propio de fantasía, el Hermoso País, hasta que un saltamontes al que salva se ofrece a ser su acompañante y ayudarle a recobrar su voz.
La protagonista del segundo, Solo un pie descalzo (1983), es Gabriela, una chica que pierde con frecuencia un solo zapato y no los dos, como sería lo normal: por esta y otras torpezas la llaman distraída, perezosa… de modo que cada vez se siente más sola y triste, y se fabrica un imaginario mundo secreto, al que para huir debe quitarse un zapato.
Como en otras historias suyas, en estas también Ana María Matute trata sobre niños infelices que, sin embargo, acaban encontrando la forma de vencer las dificultades que tienen. Las dos tienen un tono cálido capaz de devolver a los lectores a los sentimientos propios de la infancia. En El saltamontes verde habla, con un lenguaje rico y musical, de las palabras como vehículos de la verdad, del afecto… o de la mentira y del egoísmo. En Solo un pie descalzo la protagonista tiene dificultades para sobrellevar los celos y los sufrimientos interiores que le causa la falta de cariño de su madre. Los dos libros han sido ilustrados por Alberto Asensio.