Alfredo Cruz, profesor de Filosofía Política en la Universidad de Navarra, ha escrito esta breve y didáctica introducción a la disciplina para colmar una laguna: existen, ciertamente, numerosos ensayos sobre historia de la filosofía política, pero no abundan en las librerías exposiciones sistemáticas y rigurosas, como pretende ser ésta, sobre una de las ramas que conforman, junto con la ética, la filosofía práctica. Las pocas que se encuentran adoptan la perspectiva de la ciencia política; ofrecen innumerables datos estadísticos, pero no reflexionan sobre el método, el objeto y la finalidad de la política ni tampoco diseñan un marco normativo para entender y evaluar con criterios sólidos la política contemporánea.
En este sentido, el libro de Cruz constituye una novedad. En él se reivindica una vuelta a la manera clásica de entender la convivencia de los ciudadanos, partiendo de la sociabilidad natural del hombre y sin recurrir a hipótesis contractualistas, como es habitual desde la Modernidad. Recuerda el profesor Cruz que es propio del hombre organizar la convivencia de forma política y no vivir en un estado de naturaleza antisocial o prepolítico como algunos pensadores, desde Hobbes a Nozick, han supuesto. Esta apreciación es importante para comprender en todo su significado la realidad de la política, que constituye una dimensión positiva y no un mal necesario. Por otro lado, adquiere relevancia el bien común que, como se explica en estas páginas, no es un obstáculo para el pluralismo sino el fundamento del mismo.
En línea con Aristóteles y Santo Tomás, la política es la continuación necesaria de la ética, de forma que, frente a concepciones individualistas y privatistas, se establece tanto la posibilidad de examinar la acción política desde parámetros morales como el carácter político, y por tanto beneficioso para la convivencia, de la perfección moral del individuo.
No es de extrañar que con estas consideraciones haya que reexaminar la diferenciación de espacio público y espacio privado, entre otras cuestiones, o que sea necesario revisar los principios de legitimación del poder, el concepto de ley y derecho o los regímenes políticos. En todo caso, estas páginas son un revulsivo para la filosofía política actual porque no renuncian a la fundamentación antropológica ni metafísica de la filosofía política. Se trata, en definitiva, de una apuesta por la reflexión política rigurosa, académica y seria, sin sucumbir a veleidades ideológicas.