Plaza & Janés. Barcelona (2000). 314 págs. 2.500 ptas.
Ya en su anterior novela, Salón de ámbar, Matilde Asensi destacó por su capacidad para la intriga aventurera. En esta ocasión, la autora ambienta su novela unos años después de la desaparición de la Orden del Temple. El caballero Galcerán de Born recibe el encargo papal de desentrañar el misterio que rodea algunas muertes y averiguar dónde se esconde el tesoro de los templarios. El Pesquisitore, apodo que recibe este caballero, se ve inmerso en un aluvión de aventuras, algunas de ellas transcurridas en el Camino de Santiago.
Junto con momentos muy conseguidos, como, la resolución de algunos enigmas esotéricos, la autora refleja tópicas y polémicas interpretaciones históricas y religiosas. Un conjunto de tramas secundarias -como la vida pasada del protagonista y sus amores con una judía- rebajan por su alambicada simplicidad el tono de la narración, mientras que algunos personajes revelan una mentalidad más cercana a la actual que a la del momento histórico en el que transcurre la novela. El happy end final es de (mala) novela.
Ángel Amador