Identidad y opción es una monografía científica que se puede leer como un manual de iniciación a la sociología política occidental. Además de recoger abundante bibliografía clásica, las autoras realizan un interesante repaso de los cambios que se han producido en la representación política, fundamentalmente desde finales del siglo XIX.
En democracia, cada uno formaliza su condición de ciudadano cuando concreta su opción política a través del voto. La sociología inglesa se percató hace tiempo de la manera en que cada clase social defendía sus intereses, mejor o peor, en función de la decisión que se tomaba al votar. A través del ejercicio del sufragio se produjo lo que se ha denominado cleavage, término que podemos traducir por grieta o fisura y que separa y consolida, políticamente, los distintos grupos de ciudadanos del entramado social.
La primera parte de Identidad y opción se dedica a estudiar las distintas fisuras producidas en la comunidad política por bloques temáticos y geográficos: la fisura religiosa, el problema de la identidad nacional en Irlanda del Norte, el cleavage lingüístico en Canadá o la clase social en Gran Bretaña.
Ahora bien, ¿hasta qué punto sigue siendo eficaz este concepto de representación política basado en la identidad de intereses? Las nuevas realidades sociales requieren una transformación de los conceptos tradicionales con los que operaba la sociología política, sobre todo porque, en la actualidad, el cuerpo social se ha convertido en un tejido de conexiones complejas de difícil discriminación. De hecho, el viaje al centro que han emprendido desde hace décadas los partidos mayoritarios, tanto de derechas como de izquierdas, es un ejemplo paradigmático de la constitución de un cuerpo electoral interclasista, en el que los intereses se encuentran dispersos. La representación ha perdido vinculación con la identidad ideológica y ha pasado a estar regida por mecanismos similares a los del mercado.
Identidad y opción permite varias lecturas. El interesado en los cambios políticos, más o menos drásticos, operados en Italia y Alemania, tras la II Guerra Mundial, en la tradición inglesa o en la agitada situación austriaca de fin de siglo, disfrutará de un manual de sociología política rico en detalles. Ahora bien, todo el discurso, para un lector más atento, será también el reflejo de los profundos cambios ocurridos en la concepción del hombre y de la libertad.
Los partidos políticos han tenido que adaptar su acción para buscar el voto ante una realidad social que ya no es homogénea. Y, aprovechando el potencial de las nuevas tecnologías, han desarrollado técnicas tan alambicadas que escapan a nuestra capacidad de percepción. La idea de que el ciudadano tiene mayor capacidad de opción queda así fuertemente matizada. Las autoras nos avisan de ello. Es el lector, en definitiva, quien habrá de valorar el cambio de la identidad por la opción.