La guerra contra Occidente

La guerra contra Occidente

EDITORIAL

TÍTULO ORIGINALThe War on the West

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2022)

Nº PÁGINAS408 págs.

PRECIO PAPEL21,90 €

PRECIO DIGITAL10,99 €

GÉNERO

En un momento en que hay cada vez menos vestigios de racismo, el mundo anglosajón está viviendo una obsesión antirracista manifestada también en la denigración de la cultura occidental. Parece que todos los males de la civilización se deben a los estragos causados por “el privilegio blanco”, “la blanquitud” o el “imperialismo occidental”, ante los cuales solo cabría el autodesprecio y los golpes de pecho de los culpables. Frente a esta actitud reacciona el periodista y autor británico Douglas Murray, que ya tuvo un gran éxito con La masa enfurecida, en la que criticaba las políticas identitarias.

Murray se pregunta, primero, por qué el racismo antiblanco se ha convertido en el único racismo admisible. Hace una exposición de la llamada teoría crítica de la raza, que pretende ser el soporte teórico de la lucha contra el racismo, y que en EE.UU. ha dado lugar a una cómoda explicación de toda disfunción social. Murray elige ejemplos significativos de la caza de brujas antirracista, y sus consecuencias en campos como la educación, el empleo y la sanidad.

El segundo bloque tiene que ver con la revisión de la historia occidental emprendida en clave antirracista. Por supuesto, no son objeto de crítica los esclavismos no occidentales, como los que practicaron el Imperio otomano, los tratantes árabes o los propios africanos que cazaban y vendían a negros de otras tribus.

El antirracismo puede verse también, a juicio de Murray, como la nueva religión de un mundo secularizado. Un movimiento por la justicia social debería reconocer que sus raíces se hunden en la tradición cristiana. Pero en vez de eso, se embellecen las tradiciones religiosas de otras culturas para utilizarlas contra Occidente. El ataque se dirige también contra los filósofos de la Ilustración, porque en algún momento dijeron algo que chirría para los moldes actuales. En cambio, se ahorran las críticas a Marx, de quien son bien conocidos comentarios racistas, o a Foucault, a pesar de sus prácticas sexuales con menores. Lo decisivo es que criticaron el mundo occidental.

El último tramo del libro se centra en los intentos de desprestigiar la cultura occidental, y de descubrir signos de racismo por todas partes, desde la jardinería a las matemáticas o la música. Murray no solo descalifica estos intentos, sino que hace un elogio sin complejos de la cultura occidental, tanto por la riqueza de su aportación como por su interés por otras culturas.

Murray ilustra su argumentación con numerosos casos de intolerancia y exageraciones del movimiento antirracista. Aunque a veces se dice que esto es más bien un “pánico moral” creado por la derecha, los casos citados son muy elocuentes de una “guerra contra Occidente” y de linchamiento mediático del adversario. Pero lo que llama más la atención es con qué rapidez instituciones culturales y universitarias levantan bandera blanca para rendirse ante las críticas más descabelladas por su supuesto racismo. El que no quiera someterse a esta impostura intelectual, encontrará en el libro de Murray buenos argumentos.

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