La soledad de los números primos cuenta la extraña relación de dos personajes enclaustrados en sí mismo y en absorbente y dolorida soledad. Tanto Alice como Mattia tienen importantes secretos de su infancia que ocultar que de alguna manera han condicionado su personalidad (así comienza la novela). Los dos se conocen en el instituto y los dos mantienen una extraña amistad que poco tiene que ver con las diversiones del resto de sus compañeros. La relación que tienen con ellos es distante e impasible, y con sus padres mantienen un fría y deliberado desprecio. Además, los dos desprenden un halo trágico que les hace distintos e irrepetibles. Para explicar estas curiosas personalidades, Paolo Giordano (Turín, 1982), licenciado en Física Teórica, recurre a la imagen de los números primos, “solos y perdidos, próximos pero nunca juntos”. Alrededor de Alice y Mattia se mueven otros personajes de cartón piedra, como la descarada Viola y Denis, que soporta en silencio su declarada homosexualidad.
Pero lo que sucede en la novela deja al lector totalmente indiferente, pues Giordano no construye personajes con vida propia sino peleles que encarnan manidas posturas existenciales, que él piensa que siguen siendo muy “literarias”. Novela de laboratorio, muy elemental en sus mimbres, que por resaltar algo refleja sociológicamente el vacío de cierta adolescencia (igual en todas partes, con los mismos tópicos) y la desorientación vital y sexual de muchos jóvenes profesionales.