Alfaguara. Madrid (1999). 470 págs. 2.800 ptas.
La agitada e intensa vida de una mujer, Laura Díaz, encarna en esta novela la historia político-social de Méjico a lo largo del siglo XX, según la interpretación que de ella hace el autor.
Carlos Fuentes, que se ha inspirado en algunas referencias familiares para perfilar a la protagonista, sobre todo en lo que a sus orígenes se refiere, consigue muy acertadamente introducir al lector en el ambiente de infancia y juventud de Laura Díaz. Después, a medida que ésta avanza hacia la madurez, la acción se despersonaliza y los personajes van perdiendo su condición individual, privada, para convertirse en símbolos de significación colectiva. Las descripciones costumbristas, los rasgos de humor, la indagación psicológica, todo ello de muy buena calidad novelística, cede paso a un compromiso testimonial bien definido, pero bastante más árido cuando se plantea en el terreno de la ficción.
El proceso personal de la protagonista se convierte en parábola del sufrido históricamente por México en el siglo XX. La obra, muy extensa y de notable variedad argumental, está escrita con firmeza técnica y estilo expresivo, pero acusa cierta sobrecarga de planteamientos extraliterarios que restan espontaneidad al desarrollo de la acción.
Este fresco histórico refleja el paso de la protagonista desde el conservadurismo tradicional a la emancipación feminista, con la correspondiente conversión al radicalismo político y el abandono de los principios morales, sustituidos por la fe populista. La institución familiar es duramente criticada y se justifica la sucesión de hombres que pasan a convivir con Laura Díaz, en función de que todos ellos -un líder sindicalista, un republicano español exiliado, etc.- contribuyen a perfeccionar tanto su indoctrinamiento progresista como la realización de su plenitud física..
Pilar de Cecilia