Ediciones Internacionales Universitarias. Madrid (2007). 310 págs. 19 €.
¿Es posible para una mujer destacar profesionalmente llevando bien la vida familiar? La autora, española con muchos años de estancia en Holanda, es directora de una consultora especializada en gerencia familiar (ver Aceprensa 122/98). Se dedica a asesorar a familias para que se organicen mejor y con menos improvisaciones.
Que la mujer trabaje o no fuera del hogar debe ser fruto de una decisión, no de la inercia. En el caso afirmativo, es preciso plantearse cómo gobernar la familia de un modo más racional. Así se evitará la insatisfacción de tantas mujeres que no ven cómo compaginar el ser una buena madre y llevar una vida profesional intensa. La dificultad proviene a menudo de algunas prácticas extendidas en el mundo laboral que son fruto del predominio masculino en los puestos directivos, ocupados por hombres que no sienten la urgencia de lograr la plena armonía entre ambas facetas.
La autora conoce bien las exigencias que implica gobernar un hogar como es debido. Sabe además que al Estado le suponen mucho dinero las bajas originadas por el estrés, o el relativamente escaso rendimiento que la sociedad y las propias mujeres obtienen de los recursos invertidos en su formación universitaria.
Al aplicar el concepto empresarial a la familia, la autora pretende demostrar que se puede ahorrar tiempo y energías, ganar en calidad de vida, dedicando esfuerzo a organizar mejor la atención del hogar, decidiendo qué es delegable o qué no lo es y distribuyendo entre todos los miembros de la familia las diversas tareas.
Mariángeles Nogueras tiene un alto concepto de las tareas del hogar y de las personas que, profesionalmente o no, se dedican a esas labores.Insiste en prevenir contra la tendencia de la mujer al perfeccionismo y a sentirse culpable si algo relacionado con el hogar no sale bien. Su objetivo es que todos en la familia puedan tener el merecido descanso y convencer a la mujer de que disfrutar no es, necesariamente, a costa de omitir deberes.
Ofrece una lista de tareas, de ámbitos de decisión que van desde el detalle en la organización de la cocina hasta la lista de tareas que cumplir en los diversos ámbitos. Valela pena dedicar un tiempo a pensar y organizar.
Resolver bien estas cuestiones no es tarea sólo de las mujeres. Quizás por eso, en los primeros capítulos Nogueras habla del liderazgo compartido. Hacen falta las dotes del varón y de la mujer para lograr que la distribución de tareas sea la mejor posible, sabiendo que quizás no se dé con la fómula perfecta, pero sí con una suficientemente válida para una satisfactoria armonía vital.
José Manuel Mañú