Alianza. Madrid (1994). 202 págs. 1.500 ptas.
Andrés de Blas Guerrero desarrolla en esta obra una teoría general del nacionalismo y de sus efectos en la vida contemporánea de Europa. El autor consigue ilustrar las diferencias entre nación, Estado y patria, y reflexiona en torno a los así llamados factores objetivos de la nación (lengua, raza, religión, geografía, economía, etc.) y los subjetivos (principalmente, la libre voluntad de los individuos). Sin embargo, al final del ensayo queda la sensación de que le ha faltado una idea verdaderamente motora.
El error más importante que, en mi opinión, se detecta en el ensayo es que defiende centralismos que no debería defender. A veces tacha de nacionalistas a quienes no son sino patriotas que fomentan una identidad, y cuyas pretensiones no son peligrosas, irracionales o antieconómicas. De Blas, en varios pasajes, esboza una versión a mi entender equivocada de la guerra de los Balcanes. En contra de su tesis (que culpa a los «nacionalismos» croata, esloveno y bosnio), pienso que hay que resaltar que ha sido el afán hegemónico serbio el principal causante de la guerra, y que Eslovenia, Croacia y Bosnia tendrían que haber sido reconocidos y protegidos por las potencias aliadas como Estados independientes mucho antes. Quizá así se hubiera evitado el conflicto bélico. ¿Es también un nacionalismo intolerable el del pueblo checheno? ¿Debería dejarse someter al dominio ruso? ¿Y los países bálticos? ¿Por qué no Polonia, como ha ocurrido durante siglos? A estas preguntas concretas no da respuesta el libro.
No tenía por qué darlas. Pero da la impresión de que defiende demasiado el statu quo. Visto desde otra perspectiva: De Blas acepta sin más, a veces, sus fuentes anglosajonas. Por ejemplo, matiza poco y trata de intransigentes nacionalistas a los polacos de entreguerras. El contraste es enorme si se lee a historiadores de Polonia como Jerzy Tomaszewski (Minorías nacionales en Polonia en el siglo XX, Varsovia, 1991), o si se atiende al testimonio del mismo Karol Wojtyla: «He recordado poco antes las experiencias vividas en el país donde nací, y he subrayado cómo los acontecimientos de su historia formaron una sociedad pluriconfesional y plurinacional, caracterizada por una gran tolerancia» (Cruzando el umbral de la esperanza, Barcelona, 1994, p. 160).
Finalmente, el estilo de Nacionalismos y naciones en Europa no siempre es fluido.
José Grau