Pereira Menaut es profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela. Este libro tiene la apariencia de un manual, pero no lo es: es una combinación de teoría política, filosofía política y ensayo.
La primera parte trata de la política y de sus relaciones con otras actividades sociales: economía, ciencia, educación, derecho, moralidad, religión. Sigue un buen estudio sobre la libertad, el orden, el bien común y finalmente sobre el poder. Especialmente clara la explicación de las expresiones “libertad negativa” y “libertad positiva”, que es clave para una adecuada inteligencia de la vida política. La segunda parte aborda el tema de las comunidades políticas, con especial incidencia en el Estado.
Apenas se comienza a leer se advierte que el autor tiene y mantiene firmes opiniones sobre los más diversos temas, expresadas en un estilo claro, directo y a veces hasta periodístico. Se adivinan grandes ideas de fondo: un realismo político de origen a la vez aristotélico y anglosajón, con no poco de Tocqueville; un decidido rechazo al lema gramsciano de que “todo es política”; la convicción de que el poder tiende a extralimitarse; la necesidad de unos límites éticos para que haya buena política, porque la democracia, siendo condición necesaria, no basta…
De paso, pero de forma incisiva, hay una matización importante sobre el pluralismo, convertido hoy por muchos en un valor en sí mismo. No es más que una consecuencia posible de la libertad, como lo sería el no pluralismo. Si así no fuera, se daría el contrasentido de que donde libre y voluntariamente se diera una unanimidad habría que implantar un pluralismo a la fuerza. Cosa que ya se le ocurrió a Rousseau con aquello de que “se le obligará a ser libre”.
Muy matizadas también las páginas que dedica al fenómeno del nacionalismo, aunque se trate de un tema en el que la racionalidad no es nunca lo predominante y ya se sabe que sobre las emociones pocas cosas pueden decirse, aparte de comprobar su existencia.
La parte más amplia de este libro se dedica a estudiar al Estado, en sus diversas acepciones, pero sobre todo el Estado moderno, el Estado nacional, que unos hacen nacer en el siglo XVII y otros en el XVIII. Ese estudio detallado choca con la afirmación de que “el Estado está llegando a su fin”, quizá la tesis más polémica del libro o, por lo menos, más discutible. Puede ser plausible en un horizonte teórico, pero en la práctica, en muchos sitios, el Estado es más poderoso que antes y, gracias a la pasividad de la sociedad civil, tiene cuerda para siglos.
Libro valioso, porque además de repasar el origen de los principales conceptos políticos, su historia y su desarrollo, incide en todas las cuestiones que se plantean hoy día. Una mirada al índice de nombres permite conocer los autores más visitados: Aristóteles, Bodino, Cicerón, Cervantes, Hobbes, Maquiavelo, Marx, Montesquieu, Tocqueville. Se echa en falta un mayor detenimiento en Platón, verdadero iniciador de la filosofía política (La República, Las Leyes) y en Rousseau, que es el origen de muchos de los tópicos políticos difundidos hasta el día de hoy.