Taliesin y Merlín son las dos primeras novelas del ciclo Pendragón, el de más éxito del autor según parece. En esta serie de seis novelas intenta contar todas las leyendas artúricas ordenadamente, ambientándolas no en la Edad Media sino en la época final de la dominación romana, y con la explícita intención de cristianizarlas (tal vez como reacción ante otras sagas construidas con propósitos contrarios).
El primero, Taliesin, cuenta en tercera persona la historia de este personaje a quien el autor sitúa en el siglo IV después de Cristo, en el interior de la Britania dominada por los romanos. Al principio hay dos hilos que se desarrollan alternadamente, uno dedicado a Taliesin, el que será el mayor bardo de la historia, y otro a la que será su mujer, Charis, una princesa que sobrevivirá al hundimiento de la Atlántida. Al final los dos hilos se unen: Taliesín y Charis se bautizarán, se casarán y tendrán un hijo a quien llamarán Merlín.
El segundo libro, Merlín, está contado en primera persona por el protagonista: su infancia y juventud, sus amores con Ganieda, su papel como consejero del rey Aurelius y luego de su hermano Uther, el nacimiento póstumo del hijo de Aurelius a quien él se llevará consigo y pondrá por nombre Arturo; la narración termina cuando Merlín deja la espada real profundamente clavada en la piedra, en espera de que aparezca el futuro rey de Britania, el único que podrásacarla.
El primer libro es el mejor pues, aunque la narración es lenta, las cosas se cuentan bien, hay tensión en el argumento y algunas escenas de acción o de tensión están conseguidas: por los libros que he leído del autor, deduzco que se le da mejor el contar las cosas en tercera persona pues, entre otras cosas, así no se siente obligado a colocar expansiones del narrador.
El segundo libro es más flojo: algunos episodios podrían suprimirse, los acentos de plañidera de Merlín cansan y suenan artificiosos, hay másdefectos de adjetivación y más barroquismos descriptivos completamente huecos —por ejemplo: “percibí el sonido de su risa como si se tratara de plata líquida en el aire del atardecer” dice Merlín cuando conoce a Ganieda—. La construcción de personajes no es buena, pues todos hablan igual y, con excepción tal vez de Charis, no tienen personalidades distintivas. En la traducción abundan los modismos catalanes.
Uno de los propósitos del autor es el de cristianizar estas leyendas: Taliesín, heredero de los antiguos druidas, se bautiza y ve su vida como una misión encargada directamente por Dios; el mismo espíritu tiene su hijo Merlín, cuyo pensamiento y comportamiento están presididos por el deseo de instaurar un mundo cristiano y de combatir contra los poderes diabólicos que intentan impedirlo.
A favor del intento se puede decir que las narraciones defienden con elegancia valores de nobleza y caballerosidad. En su contra se han de mencionar algunas cosas: una, que conjugar la existencia del Otro Mundo y la magia de los druidas con el mundo sobrenatural cristiano es un empeño dudoso; otra, que hay una excesiva insistencia en la cuestión sobre todo en el libro de Merlín, algo que también se debe a la falta de contención narrativa; y otra es que con recreaciones así lo respetuoso es no ir mucho más lejos de las leyendas originales.