Crítica. Barcelona (2003). 498 págs. 29 €. Traducción: Gonzalo G. Djembé.
El 27 de septiembre de 1946, el New York Times informó de que «a partir del miércoles, el poeta y crítico inglés W.H. Auden impartirá un curso sobre Shakespeare en la New School for Social Research». El curso de Auden (1907-1973) fue de los que marcaron época. Se leyeron todas las obras de Shakespeare por orden cronológico y, una por una, Auden las fue comentando. La sala estuvo siempre abarrotada, con más de 500 asistentes.
Este libro es la primera edición de aquellas conferencias, reconstruidas a partir de dos series de apuntes tomados por oyentes (Auden no dictó, ni publicó ni conservó sus propias notas). El texto final, muy cuidado, refleja cómo fueron aquellas sesiones: algo vivo, directo, dirigido a un público enterado e interesado, una deliciosa introducción a Shakespeare y su obra, y también al pensamiento de uno de los grandes poetas británicos del siglo XX.
Se trata de una obra insertable dentro de la gran tradición de crítica literaria que en el mundo anglosajón cuenta con nombres tan destacados como el doctor Johnson, T.S. Eliot o G.K. Chesterton. En estas páginas el texto de Shakespeare fluye vivo, junto con citas espontáneas de los más variados autores, desde Homero a Eliot, aunque ocupen un lugar destacado Kierkegaard, San Agustín y Pascal.
Auden, a diferencia de algunos pesados especialistas, como Bloom, no está interesado en demostrar la genialidad de Shakespeare; simplemente disfruta con él, lo aproxima al oyente, le sirve de punto de partida para interesantes reflexiones, se permite decir que Hamlet es una obra llena de fallos; que está seguro del éxito del matrimonio de Benedicto y Beatriz (Mucho ruido y pocas nueces), lo contrario de lo que piensa Bloom; que el único mérito de Las alegres comadres de Windsor consiste en haber dado pie a Verdi para crear una ópera magistral. Sobre los Sonetos, objeto de culto donde los haya, comenta: «Se han escrito más tonterías sobre los Sonetos de Shakespeare que sobre cualquier obra literaria conservada».
El lector interesado en Shakespeare disfrutará con esta obra y concluirá con Auden: «Se podría discutir durante horas sobre cuáles eran las creencias religiosas de Shakespeare, pero no hay duda de que su comprensión de la psicología se basa en los mismos presupuestos cristianos que encontrarían ustedes en cualquier hombre corriente». Un apasionante trabajo y un modelo de erudición no gratuita sino al servicio de todos.
Fernando Gil-Delgado