El autor, profesor de filosofía y autor de libros de su especialidad, se ha lanzado al terreno de la narrativa escogiendo un personaje ciertamente interesante: Etty Hillesum, una joven holandesa de familia judía que, como Edith Stein, vivió volcada en las preocupaciones filosóficas, espirituales y culturales de su tiempo.
Etty nació en 1914 en Holanda. Cursó estudios de jurisprudencia, psicología y lenguas eslavas. Con la llegada de los nazis a Holanda, su vida, como la de tantos judíos, sufrió una radical transformación. Esos años le sirvieron, en primer lugar, para acrecentar sus inquietudes religiosas, que plasmó en el diario y en las cartas que escribió hasta su internamiento en Auschwitz, donde murió a finales de 1943.
Su diario, que circuló de mano en mano durante muchos años, fue publicado en la década de los 80 con gran aceptación. Etty falleció con 29 años y en su diario aparece especialmente el viaje interior que recorrió en la etapa final de su vida, con un gradual e íntimo acercamiento a Dios.
Tulipanes rojos recrea el ambiente familiar y cultural de la protagonista, sus relaciones humanas e intelectuales, y se adentra también en su rico mundo interior. El autor se inspira en sus diarios e imagina cómo fueron las tertulias y conservaciones con sus amigos más íntimos sobre cuestiones de gran calado, con observaciones sobre sus lecturas literarias y filosóficas. En la novela, densa por su contenido intelectual, tiene especial importancia el proceso interior que vive Etty durante la ocupación alemana. En este itinerario espiritual se aprecia cierto influjo del cristianismo, que ella llegó a conocer gracias al psicólogo Julius Spier.