Emilio Lussu (1890-1975) participó en la Primera Guerra Mundial como oficial de infantería de la Brigada Sassari. Tras la guerra, fue elegido parlamentario en las filas de la izquierda y en 1929 tuvo que huir a París por sus ideas antifascistas. En el exilio, entre 1936-37, recuperándose de una enfermedad, escribió este libro que se publicó en 1938 primero en Buenos Aires y luego en París antes de publicarse en Italia tras la Segunda Guerra Mundial.
Al igual que hicieron otros escritores italianos años después, unos con una intención memorialística y otros de manera critica, Lussu cuenta sus experiencias de un año en el frente, en el Altiplano, en 1916, con intermitentes combates y enfrentamientos con las tropas austríacas, siempre cercanas. Sirviéndose exclusivamente de su memoria, Lussu quiere contar los hechos tal y como sucedieron, sin introducir reflexiones ni observaciones que pueden proceder de sus actuaciones posteriores o de la manera en la que evolucionaron los hechos. “El lector -escribe- no encontrará en esta obra ni una novela ni hechos históricos. Son recuerdos personales, reordenados mal que bien y limitados a un año de los cuatro de guerra en que participé”.
La imagen que presenta de la guerra no es idílica ni oficial ni partidista. Lussu describe el día a día, las cotidianas anécdotas de convivencia con los soldados y los oficiales, las conversaciones, las amistades, alguna vista a su familia, los encontronazos con los austriacos, las tácticas, los momentos de descanso, la rutina, el hastío… La muerte está continuamente presente, pues son muchos los soldados y oficiales que mueren en las numerosas escaramuzas que tienen con las tropas enemigas. Lussu describe también el estado de ánimo de los soldados y algunos conatos de rebelión de buena parte de ellos contra la prepotencia de algunos mandos. Este es el otro gran tema: cómo afrontan esta situación bélica limite los oficiales como Lussu y sus compañeros. Muchos de ellos recurren a la bebida constantemente para poder afrontar los hechos. Otros arrastran un peligroso escepticismo que les lleva a realizar acciones erráticas en determinados momentos. Hay generales que, por sus extravagantes decisiones, parecen sacados de un manicomio.
Pero el libro de Lussu no es un alegato contra nada ni nadie ni siquiera una novela de tesis. El mérito de esta novela es dejar que el peso del relato lo tengan las cosas que pasan, ya sean grandes o pequeñas, pues no siempre en la guerra se está combatiendo. Al contrario, los momentos de descanso o de espera provocan a menudo inquietud y desazón en todos los protagonistas. Lussu emplea un estilo que huye de la retórica épica y bélica. Como él dice, “sólo pretende ser un testimonio italiano de la Gran Guerra”.