Alain Finkielkraut, profesor de historia de las ideas, lleva sus ensayos filosóficos al campo de la literatura. Toma nueve libros, en su mayoría novelas de calidad: La broma, de Milan Kundera; Todo fluye, de Vassili Grossmann; Historia de un alemán, de Sebastián Haffner; El primer hombre, de Albert Camus; La mancha humana, de Philip Roth; Lord Jim, de Joseph Conrad; Apuntes del subsuelo, de Fedor Dostoievski; Washington Square, de Henry James; y El festín de Babette, de Karen Blixen. Pero no se trata de establecer un canon literario sino de buscar en esas obras de los siglos XIX y XX una respuesta a situaciones del mundo actual, como la tiranía de lo políticamente correcto, o a momentos históricos, que el autor ha conocido, como los totalit…
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