“La democracia no es solo el menos malo de los regímenes, como suele decirse, sino también el menos estúpido”. El análisis de esta sentenciosa frase que vierte Innerarity en el último tramo de su teoría de la democracia compleja dice bastante de lo que podemos encontrar en este ensayo. En efecto, fiel a lo que ya viene diciendo en obras anteriores, para él los males de nuestras democracias no responden tanto a algún tipo de maldad –que, sin duda, la hay– como a una insuficiencia cognitiva. Y desde este presupuesto es desde el que hay que entender casi todo lo que el libro contiene.
A juicio de Innerarity, las categorías epistémicas desde las que fue pensada la democracia han quedado obsoletas ante el mundo global, interconectado y complejo …
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