Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin

TÍTULO ORIGINALZhizn i neobychainye prikliucheniia soldata Ivana Chonkina

GÉNERO

Libros del Asteroide. Barcelona (2006). 376 págs. 19,95 €. Traducción: Antonio Samons García.

La literatura satírica soviética cuenta con autores contemporáneos de la talla de Gógol, Ilf y Petrov, Zóschenko, Bulgákov, Dovlátov y Vladímir Voinóvich. Este último, autor de «Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin», nació en 1932 y durante la década de los sesenta empezó a tener problemas con el poder por sus críticas contra la censura comunista. De hecho, esta novela, la más famosa de su trayectoria, fue prohibida en su país y la tuvo que publicar en París, en 1974. Luego siguió la trayectoria de otros escritores disidentes: expulsión de la Unión de Escritores, exilio en 1980, pérdida de la nacionalidad. Voinóvich vive en la actualidad en Múnich.

La novela cuenta un disparatado argumento: poco tiempo antes de que comience la II Guerra Mundial, un avión del Ejército Rojo realiza un aterrizaje de emergencia en una remota aldea de la Unión Soviética. El avión queda abandonado, pues el ejército no dispone de efectivos para su traslado. A fin de resguardar al avión del pillaje, destinan a un soldado para que vigile el aparato. Hasta esa aldea parte Iván Chonkin, un soldado que está a punto de terminar el servicio militar.

Chonkin tiene un sentido práctico de la vida, pero es inocente e ingenuo. En la aldea, muy pronto, se hace cargo de la situación y descubre que su misión no tiene pies ni cabeza, aunque él la desempeña con una histriónica profesionalidad. Además, piensa que la misión será breve. Sin embargo, pasan los días y las semanas y nadie se acuerda ni de relevarle ni de transmitirle nuevas órdenes ni de proporcionarle los alimentos necesarios. Para complicar más las cosas, la URSS entra en guerra con Alemania. Chonkin se integra perfectamente en la vida del koljós, descrita de manera muy divertida por el autor. Pero cuando parecía que Chonkin había encontrado, por fin, la tranquilidad que buscaba en compañía de Niura, una vecina, una denuncia anónima pone en marcha a la temida policía política.

El autor emplea ingredientes grotescos para describir la vida en la Unión Soviética. Las situaciones son risibles, pero todas tienen suficiente apoyo en la realidad. Estas escenas sirven a Voinóvich para ridiculizar algunos pilares del pensamiento comunista, especialmente aquellos que insisten en el control ideológico de la población. Pero su crítica no es cínica sino muy divertida. La construcción de unos personajes verosímiles, tomados directamente de la realidad, hace más eficaz el efecto satírico de una novela muy inteligente. Voinóvich deja al descubierto las irracionales manías y obsesiones del comunismo, empeñado en construir una sociedad utópica, olvidándose de las grandezas y miserias del pueblo, el verdadero protagonista de esta desternillante narración.

Adolfo Torrecilla

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