Anagrama. Barcelona (1999). 403 págs. 2.900 ptas.
Abandona el escritor peruano Jaime Bayly (1965) la línea de sus anteriores novelas, centradas en las malandanzas y quejas del mundo gay, y realiza una arriesgada incursión literaria en el territorio de la infancia. Como en Un mundo para Julius, la genial novela de Alfredo Bryce Echenique, también aquí un niño de familia adinerada de Lima se convierte en el protagonista de una narración social que contiene muchos detalles autobiográficos.
Con apenas diez años, Jimmy habla de su familia, de sus compañeros de clase, de sus amistades y, sobre todo, de la entrañable relación que tiene con su abuelo materno y con el personal de servicio de su hogar (la cocinera, el jardinero, el chófer…), capítulos en donde Bayly consigue sus mejores páginas, llenas de autenticidad y hondura sentimental.
La mirada aparentemente inocente del niño se transforma en ocasiones en aguda crítica social, al mostrar las increíbles diferencias sociales del Perú y la corrupción del poder político y militar. Su visión de la religión se queda a un nivel folclórico. Esto facilita los tonos de parodia en el retrato que hace de algunos sacerdotes y de su querida mami, a la que presenta como una mujer con extemporáneas manifestaciones religiosas, aunque en este caso su crítica va dulcificada por el cariño.
Esta novela demuestra las excelentes dotes narrativas de Bayly, quien realiza un impresionante ejercicio de estilo. En Yo amo a mi mami imita tanto el habla coloquial y popular, plagada de giros y referencias costumbristas, como el que maneja la burguesía peruana, aderezado con términos prestados del inglés americano de Miami. Todo ello descrito en primera persona por Jimmy, un nuevo Julius.
Adolfo Torrecilla