Tras varios fracasos con producciones para adultos, Disney ha decidido cambiar de estrategia. Quiere recuperar un territorio, el de las películas familiares con actores de carne y hueso, en el que fue pionera y ganó dinero y prestigio gracias a películas como Mary Poppins o Mi amigo el fantasma (Blackbeard’s Ghost), dirigidas por el eficaz Robert Stevenson (1905-1986).
Últimamente, la tradicionalmente familiar Disney ha cedido terreno a sus competidores, como Warner, que ha ganado casi mil millones de dólares con Harry Potter, la segunda película más taquillera de la historia, solo superada por Titanic. La Disney ocupó el año pasado el cuarto puesto en la lista de beneficios, y este año, por el momento, desciende al quinto lugar.
Los ejecutivos de Disney parecen haber llegado a la conclusión de que su incursión en el género R (calificación Restricted, que obliga a los menores de 17 años a ir acompañados) con películas de gran presupuesto no fue una buena idea, dice Laura Holson en The New York Times (10-VI-2002). Por ello han decidido volver a producciones de presupuesto modesto y target netamente familiar, como Princesa por sorpresa (The Princess Diaries: ver servicio 3/02), que rescata a Julie Andrews en formato abuela. La película, que costó 35 millones de dólares, ha recaudado 108 millones en el mercado norteamericano. Otro ejemplo en esta línea es The Rookie, con Dennis Quaid como protagonista. No estrenada aún en Europa, es la historia de un entrenador de béisbol basada en la realidad; lleva recaudados 72 millones de dólares en EE.UU. y costó 24 millones.
La huida de las películas calificadas R no es cosa exclusiva de la Disney, sino una tendencia general de la industria del cine, que recibió en 2000 la reconvención de la Comisión Federal de Comercio (FTC), que denunció la práctica habitual de los estudios de promocionar entre el público juvenil películas con escenas violentas y temática propia de adultos (ver servicio 129/00). Los estudios entonces se mostraron dispuestos a autoimponerse el compromiso de no proyectar trailers promocionales de películas R antes de películas G (para todos los públicos).
Si algo parecen tener claro los estudios es que las películas destinadas a las familias y a los adolescentes son, por lo general, las de más éxito en el circuito doméstico de vídeo y DVD y, también, las que mejor se venden a las televisiones, generalistas y de pago.
«Las películas que usted querrá compartir con su familia». Así describe las películas de la Disney Nina Jacobson, presidenta de Buenavista, la empresa que distribuye los productos de Disney con personajes de verdad. Los responsables de Disney han declarado que saben que la pelea se presenta dura, porque los competidores no están dormidos, y películas como Spiderman de Sony (360 millones en EE.UU.) o el episodio II de Star Wars, de Lucasfilms (245 millones), lo atestiguan.
Algunos analistas han señalado que la viabilidad de estos planes de Disney dependerá de la marcha de Touchstone, su productora «adulta», con Armaggedon y Con Air como grandes éxitos de taquilla, con un surtido generoso de violencia, sangre, explosiones del gusto de adultos infantilizados o de infantes que juegan a emular la estupidez de los mayores. La simbiosis con el productor Jerry Bruckheimer continuó con Pearl Harbor, que ganó dinero a pesar de ser masacrada por la crítica. En línea con la nueva estrategia de Disney, Touchstone renunció al proyecto Black Hawk Down, la película bélica de Ridley Scott, que acabó siendo producida por Columbia.