Accionistas en acción

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El voto contra la propuesta de retribución a directivos en la junta general de Citigroup (ver artículo relacionado) es la primera victoria de un movimiento de rebeldía entre los accionistas de grandes empresas norteamericanas. Este año los consejos de administración van a recibir bastantes rapapolvos, aunque estas protestas no son totalmente nuevas.

El año pasado, cuando por primera vez se aplicó en Estados Unidos la obligación de consultar a la junta sobre el pago a los directivos, no hubo ningún caso sonado como el reciente de Citigroup. Pero muchos consejos, dice The Economist, sudaron para obtener más de dos tercios de votos a favor, y menos que eso es embarazoso. Este año, es muy posible que otras juntas se rebelen contra los sueldos de la cúpula gestora, si no están condicionados claramente a los resultados de la compañía.

El gigante de telecomunicaciones Verizon es una de las empresas donde se discutirá el asunto, informa The New York Times. Una asociación de jubilados de la compañía, que no gestiona un gran paquete de títulos pero es muy numerosa (128.000 miembros) y muy activa, se opone a que los ejecutivos puedan cobrar la mitad de su retribución variable aunque la empresa quede, por sus resultados, en el tercio más bajo de las de su sector.

En la cadena de grandes almacenes Wal-Mart, las críticas contra la retribución a directivos vienen de un pequeños grupo de empleados de alto rango que son también accionistas. Se quejan de que la empresa haya bajado el mínimo exigido en rentabilidad de las inversiones para que los ejecutivos cobren las primas.

El consejo de Goldman Sachs, que en 2011 cosechó un 27% de votos en contra de la remuneración a los directivos, este año se enfrenta a un voto de castigo propuesto por el fondo de inversiones Sequoia, que gestiona más o menos el 0,4% de las acciones. Seqouia quiere que destituyan a James Johnson, presidente del comité de retribución a ejecutivos, mientras que el consejo recomienda renovar el nombramiento. El fondo reprocha a Johnson su pasada trayectoria en otras empresas donde hubo pagos demasiado generosos en stock options y se opone a que acumule la presidencia del comité con un puesto en el consejo por el que cobra algo más de medio millón de dólares anuales.

Goldman Sachs ha parado otra protesta que iba a salir en la junta general del próximo 24 de mayo. El fondo de pensiones de un sindicato de empleados públicos, con un buen paquete de títulos de Goldman, había presentado una moción para separar los cargos de presidente y consejero delegado, ambos ostentados por Lloyd Blankfein. Al final, el consejo de administración convenció al fondo de que retirase la propuesta, a cambio de nombrar un consejero adjunto a Blankfein al que este tendrá que consultar. El mismo fondo ha tenido iniciativas similares en otras compañías, como JP Morgan Chase. También Rupert Murdoch se enfrentará este año a una propuesta de que ceda la presidencia de News Corp. a una personalidad independiente.

El éxito de estas iniciativas no está asegurado por la porción de títulos en manos de los que las proponen. Pero sintonizan con la sensibilidad de muchos otros accionistas que están dispuestos a apoyarlas. Hay una extendida sensación de que, tras casi cuatro años de crisis, muchos gestores de empresas no han aprendido la lección y siguen adjudicándose pagas excesivas. Ahora, además, resulta más fácil movilizar a los accionistas, difundiendo las quejas y animando a votar, por medio de Internet y las redes sociales.

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