Grandes sueldos de directivos no tan grandes

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La remuneración media de los presidentes de las 40 empresas francesas más grandes cotizadas en Bolsa fue en 2005 el equivalente a 298 veces el salario mínimo. ¿Son tan geniales como para que tal ganancia esté justificada? Tanto en Francia como en otros países europeos (Alemania, Reino Unido, Suecia…) estos ingresos desorbitados siguen siendo motivo de polémica.

En Francia, los presidentes de las 120 empresas más grandes ganaron en 2005 una media de 3 millones de euros y los de las 40 más grandes 4,86 millones. Aun así, la retribución media de los primeros bajó casi un 3% respecto al año anterior y la de los segundos un 14%. En comparación, el salario neto medio de un consejero delegado de PME fue de 3.973 euros mensuales en 2004.

Ante las remuneraciones excesivas, que en algunos casos contrastaban con los mediocres resultados de la empresa, hubo voces que reclamaban una reglamentación y un techo salarial para los directivos. No se inclinan por esta solución las recomendaciones que acaba de presentar un documento de la patronal francesa (MEDEF) y de la Asociación francesa de empresas privadas. El documento excluye cualquier solución legislativa o reglamentaria, y prefiere sentar unos criterios de retribución. Los principios establecen que «la remuneración de los directivos debe ser mesurada, equilibrada, equitativa y debe reforzar la solidaridad y la motivación en el seno de la empresa».

En cualquier caso, la remuneración debe ser pública y transparente, de modo que los accionistas puedan juzgar en su momento. El consejo de administración debe decidir sin que estén presentes los directivos que sean consejeros, y el comité de remuneraciones debe estar compuesto en su mayoría por administradores independientes. La determinación de la retribución debe incluir la parte fija, los elementos variables y las beneficios particulares. En materia de «stock options», que permiten comprar acciones de la empresa a bajo precio, las recomendaciones preconizan que su importe «esté condicionado en parte a objetivos de rendimiento durante uno o varios años».

Otras recomendaciones se refieren a las indemnizaciones por rescisión del contrato, que también han dado lugar a casos escandalosos. El documento establece que estas indemnizaciones «deben estar previstas contractualmente desde el inicio», teniendo en cuenta «la existencia o no de derechos a una jubilación suplementaria».

Los analistas han visto en las recomendaciones un cambio de tono hacia posturas más mesuradas en materia de retribución, aunque algunos advierten que entre la teoría y la práctica todavía hay una brecha. A pesar de que una ley de 2005 exige la transparencia en las remuneraciones diferidas de los directivos («stock options», indemnizaciones por cese de contrato, jubilación…), todavía subsisten procedimientos que velan la realidad.

Para justificar sus pretensiones, los directivos europeos alegan muchas veces que sus colegas norteamericanos aún ganan más. De hecho, en 2005, la media de las ganancias de los CEO (consejeros delegados) de las 350 empresas más grandes de EE.UU. fue de 6,8 millones de dólares, según un estudio de Mercer Human Resource Consulting. Pero, aunque en EE.UU. siempre se han aceptado mejor que en Europa las desigualdades salariales, también ahora son allí más criticadas las retribuciones astronómicas de los directivos, sobre todo cuando no van acompañadas de una mejora tan espectacular de los resultados empresariales.

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