Las previsiones económicas para 2011 no son muy halagüeñas. La recuperación, según todas las estimaciones, llegará más lentamente de lo que se esperaba al comienzo de la crisis y tardará aún más tiempo en vigorizar el mercado laboral. Entre todos, los jóvenes son los que más van a sufrir esta demora, y ya hay quien habla incluso de una “generación perdida”. Sin embargo, en países como Reino Unido, Australia, Holanda o Estados Unidos se están llevando a cabo con éxito iniciativas que pretenden precisamente rescatar a esta generación de la espiral del desempleo.
El Departamento de Empleo y Asuntos Sociales de la OCDE ha elaborado un documento de trabajo en el que, tras analizar las claves de por qué la crisis económica ha afectado especialmente a los jóvenes, traza las líneas maestras de por dónde habría que avanzar para cambiar la situación. Además, recoge medidas concretas que ya están funcionando.
Los jóvenes, más expuestos
En la primera parte, el documento examina los factores que hacen de la juventud un grupo especialmente vulnerable en el esclerótico mercado laboral. Dos son las principales explicaciones: su desproporcionada presencia entre los trabajadores con contratos temporales y la concentración en sectores especialmente sensibles a los ciclos económicos, como por ejemplo la construcción.
Además, hay informes que vinculan el desempleo con heridas en otros ámbitos como la felicidad familiar o la salud, especialmente en el caso de los jóvenes menos preparados.
Una vez más, el documento refrenda el axioma de que a mayor nivel de educación mejor comportamiento en el mercado laboral. Por un lado en cuanto a las contrataciones: de todos los países examinados, Italia es el único en el que los universitarios no tienen ventaja sobre los que solo han alcanzado un título de secundaria superior. Haber superado la secundaria se presenta como el requisito básico para poder ser competitivo en el mercado. Además, también la calidad del trabajo se ve afectada por el nivel educativo alcanzado, ya que los que han obtenido un titulo universitario o de grado superior encuentran con más facilidad trabajos permanentes.
Al entrar en el mundo laboral muchos jóvenes van de un trabajo a otro antes de asentarse; otros se retiran del mercado por un periodo largo de tiempo o vuelven a la educación; incluso para aquellos que consiguen colocarse al poco de abandonar las aulas, los contratos son con demasiada frecuencia temporales o precarios. Mientras que para algunos, se trata de coyunturas transitorias, para otros esta situación acaba constituyendo una situación permanente.
Por ello, una de las recomendaciones de la OCDE es que los gobiernos implementen medidas para evitar que los jóvenes se desconecten del mercado laboral, riesgo en el que el documento incluye a más de un 30% de los jóvenes que terminan los estudios.
La OCDE menciona dos factores -además de la educación- que facilitan el salto de los estudios al trabajo: mercados laborales poco regulados, en los que los primeros trabajos, aun siendo a veces poco convencionales, actúan de catapulta para otros más estables; y prácticas en empresas u otros programas de formación profesional, que han demostrado ser vías eficientes en la entrada al trabajo, siempre que provean al alumno de las capacidades que exigen los mercados. Por otro lado, la OCDE recuerda el recurso de la vuelta a los estudios, mucho más frecuente -y con gran porcentaje de éxito en el regreso al mercado laboral- en EEUU que en Europa.
Planes específicos
Algunos países ya están implementando medidas en la línea de las recomendaciones generales expuestas por la OCDE: asistencia en la búsqueda de trabajo, programas de capacitación para los grupos con más desventajas ( jóvenes sin títulos, con mucho tiempo acumulado en el paro, etc.); evitar el abandono escolar ofreciendo más diversidad en los curriculos educativos; reducir los costes laborales de contratar jóvenes, creando quizás un salario mínimo menor especial para jóvenes menos capacitados, o beneficiando con deducciones fiscales a los empresarios que contraten a este tipo de jóvenes; reducir el desequilibrio legal entre los contratos temporales y los permanentes.
El documento dedicar particular atención a las experiencias de algunos países que han diseñado planes específicos para la incorporación de los jóvenes al mercado laboral.
Reino Unido
A los menores de 25 años que ya hayan recibido al menos un año el subsidio de desempleo, el gobierno británico se compromete a ofrecerles o bien una oferta de trabajo, o bien un programa de capacitación para un determinado trabajo (work-focused training), o una plaza en un grupo de servicios comunitarios. Se espera que el programa pueda beneficiar a 250.000 jóvenes.
Además, ya está en marcha el Future Jobs Fund Scheme, por el que las autoridades locales y empresas del sector servicios se comprometen a hacer ofertas de trabajo para mejorar el atractivo de la comunidad. Aunque el programa comenzó oficialmente el pasado junio, algunos trabajos estaban disponibles desde otoño de 2009. Otros 100.000 puestos de trabajo en sectores en crecimiento serán financiados directamente por el gobierno central, que además ha puesto en marcha el Care First, una iniciativa que ofrece 50.000 puestos en programas de capacitación profesional para los cuidados sociales: podrán acceder a ellos los jóvenes que lleven fuera del mercado laboral al menos un año.
Estados Unidos
El Departamento de Trabajo anunció en 2009 un paquete de medidas que incluye:
– Aumentar las ventajas fiscales para aquellos empresarios que contraten jóvenes alejados del mercado laboral durante un largo periodo.
– Concesión de 3 millones de dólares a programas de re-educación laboral dirigidos a trabajadores desplazados, adultos y a jóvenes “desconectados” del mercado. Además, la edad máxima para beneficiarse de los servicios aumenta de 21 a 24 años.
– Más financiación federal al programa Youth Build, una iniciativa que busca formar en una profesión – especialmente en el campo de la construcción – a jóvenes desaventajados.
Holanda
Desde septiembre de 2009, todos los municipios holandeses tienen obligación de hacer una oferta de trabajo o de capacitación profesional -o una mezcla de ambas- a los jóvenes entre 18 y 27 años que hayan solicitado asistencia social. Las grandes ciudades llevan aplicando esta medida con éxito desde hace 5 o 6 años. A los jóvenes poco preparados se les recomienda especialmente el curso de capacitación, con el que obtienen un título equivalente a un nivel upper secondary. Si rechazan la oferta, se reduce la cuantía de la asistencia social. Con esto, la administración quiere erradicar la dependencia del subsidio. A la vez, pretende implicar a la juventud en la red laboral, de modo que cuando se produzca la recuperación económica puedan jugar un papel importante en la economía del país.
Francia
En abril de 2009 se aprobó en Francia un plan para reintroducir a los jóvenes en el mercado laboral. El plan establecía varios mecanismos:
– Incentivar a las empresas para que contraten a personal joven, eximiéndolas del pago de los impuestos correspondientes a esas personas. Además, las empresas de menos de 50 empleados recibirían un subsidio adicional de 1800 euros. Por otra parte, el propio Estado francés se compromete a financiar 170.000 nuevos contrats de professionnalisation, contrato que incluye un compromiso para capacitar profesionalmente al empleado.
– Promover la transformación de contratos poco estables en contratos permanentes. Las empresas que lo hagan recibirán del Estado un subsidio de 3.000 euros.
– Además, el Estado se comprometía a ofrecer especialmente a los jóvenes con menos preparación 30.000 puestos de trabajo en el sector público, junto con 50.000 programas de formación profesional.
Dinamarca
El partido gobernante y los tres principales grupos de la oposición firmaron en noviembre de 2009 una declaración en la que se comprometían a implementar políticas urgentes para ayudar a los jóvenes. Dividieron sus propuestas según tres niveles: de 15 a 17 años, 18-19 y de 19 a 29.
– Todos los alumnos en la primera etapa de la educación secundaria (15-17) tendrán que preparar un plan en el que especifiquen cómo quieren que sea su formación en el futuro. Deben incluir, amén de la posible formación académica, los programas de formación profesional que recibirían, si les gustaría trabajar un tiempo en el extranjero u otras posibilidades relacionadas con su futuro trabajo. Los Ministerios de Educación y de Empleo se comprometen a tratar de facilitar el cumplimiento de esos planes. A su vez, si los firmantes no siguen esos mismos planes, se arriesgan a perder parte de sus beneficios sociales.
– Para el segundo grupo de jóvenes, de 18 y 19 años, se ofrece la posibilidad de mantener una entrevista personal en el servicio de empleo público (PES) tan solo una semana después de haber solicitado la ayuda social, o un curso de búsqueda de empleo. Por otra parte, el gobierno se compromete a hacer al joven una propuesta formal de trabajo o de capacitación profesional antes de que concluya el primer mes en desempleo.
– Para los mayores (19 a 29 años), el objetivo es evitar los largos periodos en paro. Por eso, se ofrece una ayuda a las empresas privadas que contraten a menores de 30 años que hayan recibido el subsidio de desempleo durante más de un año.