Un informe de la Organización Internacional del Trabajo sobre la crisis de las economías asiáticas afirma que las consecuencias sociales de la recesión económica en la región son más graves de lo previsto y propone crear un seguro de paro, actualmente inexistente.
Eddy Lee, el autor del informe, escribe que «así como la Gran Depresión de los años treinta llevó a establecer un nuevo contrato social en los países industrializados, la actual crisis asiática es un acicate para crear un modelo de desarrollo más atento a los aspectos sociales». Especialmente necesario es crear el seguro de desempleo. En contra de lo que a veces se cree, los costes del seguro de paro y de su administración son limitados, dice el informe. Los datos muestran que para financiarlo basta una tasa de cotización entre el 1% y el 4% del salario. Si Corea del Sur, Tailandia o Indonesia hubieran establecido el seguro de paro desde 1991, «una cotización media del 0,3% al 0,4% de la masa salarial de 1991 al año 2000 habría bastado para proporcionar doce meses de prestaciones a todos los asegurados que perdieran su empleo en ese período, incluso con la crisis actual».
A falta de seguro de paro, en estos países la pérdida del empleo supone para muchos la pobreza. En Indonesia, el paro se ha triplicado en el último año, hasta alcanzar al 15% de la población. La OIT estima que el 20% de la población de Indonesia -40 millones de personas- pasarán a engrosar las filas de los pobres. En Corea del Sur, los considerados «pobres» son el 12% de la población, después de que el paro subiera del 2,3% al 8,2%. En Corea hay prestaciones por desempleo, pero son bajas y de corta duración. En Tailandia, donde el paro subió del 2% al 6%, el 16% de la población está bajo el nivel de pobreza.
El informe señala que nada impide que los países asiáticos creen un seguro de paro, que existe incluso bajo formas diversas en países más pobres en renta por habitante, como Egipto, Túnez, Argelia o Brasil. Eddy Lee, el analista de la OIT, rechaza las objeciones que a veces se formulan en Asia contra el seguro de paro: la escasez del desempleo, objeción ya no válida después de la crisis; la vuelta de los trabajadores despedidos al sector rural, lo que se contradice con el aumento de los barrios de chabolas en las ciudades; el pensar que en Asia los fuertes lazos familiares son ya un seguro contra la crisis, solidaridad que hoy resulta ya muy insuficiente; el ser una rémora para la economía de mercado, cuando en realidad el seguro de paro se autofinancia.
En cambio, hace ver que, incluso desde el punto de vista económico, el seguro de paro facilita las reestructuraciones industriales, pues al tener una red de seguridad los trabajadores se resisten menos a los ajustes inevitables. En cambio, a falta de seguro de paro, cada reestructuración es un asunto de vida o muerte para muchos trabajadores.
Según la OIT, es imprescindible crear esa red de seguridad social, pues la crisis económica no está superada ni mucho menos. En Asia, «incluso aunque la mayoría de estos países vuelvan a tener un crecimiento ligeramente positivo en 1999, la crisis social continuará. En varios países, la reducción del exceso de capacidad productiva y la liquidación de los bancos insolventes sólo están en sus comienzos».