Más de 3.500 iglesias de varias confesiones, entre ellas 2.000 templos pertenecientes a 16 diócesis católicas británicas, han comenzado a producir o comprar energía eléctrica generada a partir de fuentes renovables, señala The Guardian.
En el desarrollo de esta iniciativa ecológica, además de los templos católicos, están involucrados la casi totalidad de las instalaciones del Ejército de Salvación y un tercio de las casas de oración de los cuáqueros. Cabe apuntar que en el Reino Unido hay unas 50.000 iglesias activas, por lo que la cifra de las “verdes” es aún pequeña.
Mucha de la energía que utilizan los lugares de culto se destina a calefacción. Equiparlos con paneles solares, turbinas eólicas y bombas de calor a partir del aire es a menudo difícil, tanto por el costo de la inversión como porque a veces se trata de edificios protegidos. No obstante, las parroquias pueden optar por comprar electricidad a proveedores no contaminantes.
Según el Guardian, muchas de las diócesis católicas que han acometido el cambio energético lo han hecho por influencia de la encíclica Laudato si’, en la que el Papa Francisco expresó su preocupación por el calentamiento global y los daños al medio ambiente. Asimismo, se señala la particular preocupación del Pontífice por la mayor vulnerabilidad a que están expuestos los pobres ante el avance del cambio climático, y su llamada al mundo rico para que les provea asistencia.
El cambio de fuentes de energía cuenta además con el apoyo de una iniciativa interdenominacional, The Big Church Switch, que anima a las iglesias y a los cristianos individualmente a dejar atrás los combustibles fósiles, “como parte de su compromiso de cuidar de nuestros vecinos y de la tierra, nuestra casa común. (…). Al emplear energía removable podemos ayudar a restaurar la tierra y a devolver el equilibrio a la creación”.