En un momento en que los líderes mundiales buscan soluciones al alza del precio de los alimentos, es bueno mirar atrás para ver qué nos enseña la historia reciente sobre el manejo de estas crisis.
“Crecimiento de la población. Aumento del precio de la energía. Creciente demanda de carne. Una cosecha catastrófica. Una repentina demanda en el mercado de cereales, y una subida del 80% en el precio de los alimentos en tres años.” Parece un breve resumen de la situación actual, pero se aplica también a la de principios de los años 70, la última vez en que hubo desabastecimiento mundial.
Rice-Oxley recuerda la alarma de 1972, provocada por una hambrienta Unión Soviética que trataba de compensar unas malas cosechas, lo que tuvo fuertes repercusiones en los mercados de África Oriental y del subcontinente asiático. Los precios solo empezaron a bajar en 1975, cuando EE.UU. llegó a un acuerdo con la URSS para la venta de cereales, lo que sirvió para regular las compras de la URSS y calmar los mercados. El episodio dejó una clara experiencia: “la transparencia y el comercio regular entre los grandes agentes del mercado puede prevenir los picos de los precios”.
Los precios de los alimentos registraron otros máximos a finales de los años 80 y a mitad de los 90, cuando una sequía mermó la producción de EE.UU. “En ambos casos los mercados se tranquilizaron cuando los agricultores respondieron plantando más.”
¿Son los mismos los factores que causaron las crisis entonces y ahora? El Programa Mundial de Alimentos destaca sobre todo cuatro causas. Dos coinciden con las de antes: el aumento del precio de la energía, que afecta a toda la cadena de la producción alimentaria, y factores climáticos, que producen malas consechas en algunas zonas (ahora en Australia). Otras dos causas son nuevas: la utilización de cosechas para biocombustibles y la creciente prosperidad de China e India que dispara la demanda de alimentos.
Algunas fuentes, como la FAO, destacan la importancia de la demanda de biocombustibles en el alza de precios, mientras que el secretario de Agricultura de EE.UU. solo atribuye a esta causa un alza del 2 o 3%.
En cuanto a las consecuencias de la crisis, hay que tener en cuenta que en muchas partes del mundo el porcentaje del presupuesto familiar dedicado a alimentación es menor que hace una generación. En los países ricos, ha bajado del 30% en 1970 al 10% en la actualidad. En los países de renta media, el coste de la comida también ha bajado proporcionalemnte, aunque todavía representa un 30-40%. El verdadero problema está en los países más pobres, donde todavía supone entre un 50 y un 60% del gasto familiar.
Los momentos de crisis anteriores fueron resueltos también con un mayor énfasis en la investigación agronómica. En los años 70 la investigación en nuevas semillas favoreció la Revolución Verde, y análogamente hoy podría favorecer el desarrollo de plantas trasgénicas, para aumentar la producción.
Las crisis anteriores enseñan también lo que funciona y lo que es contraproducente en las decisiones de los gobiernos. Durante la crisis, los gobiernos tienden a rebajar los precios de los alimentos con subvenciones y a reducir los aranceles de las importaciones de alimentos. Pero lo más productivo a largo plazo es favorecer el aumento de producción y el comercio agrícola mediante la mejora de infraestructuras de transporte, almacenamiento, puertos…
En cambio, restringir las exportaciones en los países productores para que no falten alimentos en el mercado nacional es contraproducente, porque tiende a perpetuar la escasez mundial, empujando al alza los precios.
Bastantes analistas creen que los subsidios de la Unión Europea y de EE.UU. para proteger a sus agricultores son un obstáculo que limita el acceso de los productores agrícolas del Tercer Mundo a los mercados de los países ricos.
El problema no parece ser una insuficiente capacidad de producción. En los últimos tres años, como los stocks eran altos y los precios bajos, los agricultores no tenían muchos incentivos para plantar. Esto va a cambiar con la nueva situación de precios altos. La producción de la mayor parte de los cereales será mayor en 2008 que en 2007.
Acceder al artículo original: http://www.csmonitor.com/2008/0603/p12s01-wogn.html