Fishman64/Shuttertsock
¿Es posible una política migratoria que concilie la seguridad de las fronteras con los derechos humanos de los migrantes? ¿Qué buscan realmente las personas que salen de su país? Abordamos estas cuestiones en el nuevo episodio de Aceprensa a fondo (ver abajo).
“Migrar es una tarea titánica”. Así habla Lorena, cubana, de su experiencia de salir de su país con su marido y su hijo de cuatro años.
“Es ese desarraigo de salir de tu tierra. No siempre es fácil, todo lo contrario. Es muy complejo dejar atrás tu familia, tus amigos, tus costumbres, lo que uno realmente es”, reflexiona.
Nadie saldría de su país y dejaría todo por gusto si tuviera una alternativa mejor, vienen a decir. Esta idea se repite en todos los entrevistados para este documental sobre la cuestión migratoria: Liz, peruana; Samuel, venezolano; Eddy, Lorena y Jorge, cubanos.
Gonzalo Fanjul, director de análisis del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y de la Fundación PorCausa, incide en que, aunque en el imaginario colectivo domina la imagen del migrante procedente del África subsahariana que ha atravesado la frontera terrestre de manera ilegal, la realidad no es esa.
“La realidad tiene un perfil latinoamericano. El 80% de los inmigrantes en situación irregular provienen de América Latina. En su mayoría son mujeres. Una parte muy importante son niños”, señala.
Que los países europeos tuvieran una política común que asegurase que los lugares que reciben más migrantes estén mejor asistidos ayudaría a una mejor gestión, pero la disparidad de intereses dificulta el consenso.
“Evidentemente, los países del sur tienen una mayor presión migratoria que los países nórdicos. Esto imposibilita el que se llegue a acuerdos razonables que sean satisfactorios para todos los países o que se dé un acuerdo de mínimos para poder establecer una política común en materia migratoria”, sostiene Gil Arias, antiguo director de Frontex.
Las discrepancias, señalan los expertos, se traducen en una política que solo se centra en el control de fronteras.
Tanto Fanjul como Gil Arias abogan por la apertura de vías legales que ordenen los flujos migratorios y den una oportunidad segura a los migrantes que deseen salir de su país. “La protección de los derechos humanos con la seguridad y la admisión de inmigrantes no solamente es compatible, sino que es deseable y debe ser así”, sostiene Gil Arias.
Esto es especialmente cierto en un momento en el que Occidente sufre una crisis demográfica y de mano de obra para muchos puestos de trabajo que podría remontarse abriendo las puertas de forma regulada a la población inmigrante.
Los migrantes, vulnerables ante un lento sistema burocrático
Al final, la resolución de los trámites de extranjería se prolonga mucho en el tiempo, explica Erica Ebuera Erimo, abogada especializada en Derecho de extranjería, nacionalidad española y asilo político. “Cuando persona solicita a un puesto de trabajo a sabiendas de que está asociada a un trámite que va a durar unos cuatro o cinco meses, muchos empresarios declinan esas ofertas, porque lo que quieren es una persona que trabaje de forma inmediata. Entonces muchos inmigrantes se encuentran en situación de desamparo”, concluye.
Mientras no se llegue a unas políticas que fomenten la migración ordenada, los migrantes seguirán viéndose abocados a tomar rutas inseguras que ponen en peligro sus vidas y luego a quedar a merced de un sistema burocrático que abandona a las personas en la irregularidad.
“Todo va muy lento y es muy triste”, explica el padre Bladimir Navarro, sacerdote católico y cubano que ha fundado una organización de acogida a migrantes de su país, conocida como Cobijo. “La mayoría son profesionales: médicos, enfermeros, odontólogos, ingenieros, informáticos, teleco, músicos, artistas… Y a la hora de insertarse todo es burocracia, todo es papeleo, todo se retrasa muchísimo. ¿Qué haces con esa persona? Esa persona se deprime, esa persona pierde la esperanza”, denuncia.
“Yo lo que le pediría de verdad a las instituciones sociales es que sean más humanas y menos burocráticas, que atendamos más al humano”.