La inmigración ha sido siempre un fenómeno presente en Estados Unidos, donde acumulan ya amplia experiencia en asimilar extranjeros. Un estudio (1) del Prof. Jacob L. Vigdor (Duke University), recién publicado por el think tank neoyorquino Manhattan Institute, muestra que en EE.UU., desde los años noventa, la adaptación de las minorías inmigrantes progresa más rápidamente que en épocas precedentes, pero alcanza un grado menos alto.
El estudio tiene en cuenta diversos factores para evaluar la similitud entre la población nativa y la de origen extranjero: integración cívica, aportación fiscal, nivel de ingresos, condiciones de vivienda, matrimonios entre nativos e inmigrantes, aprendizaje del idioma, identificación con la cultura nacional, delincuencia, etc.
Actualmente los inmigrantes llegan con niveles más bajos de inglés y con una capacidad y poder adquisitivo menor, en comparación con los que entraron en la gran oleada migratoria de los umbrales del siglo XX. Según el informe, la brecha entre inmigrantes y nativos es ahora más amplia, especialmente en el caso de los mexicanos.
En la historia más reciente, los períodos de intensa inmigración han supuesto una caída en los índices de asimilación, según el informe. Así sucedió, por ejemplo, en la etapa 1870-1920, o durante la ola migratoria iniciada en la década de 1970.
Lo novedoso de la importante corriente llegada en la década de los noventa es que su avance en los índices de asimilación ha sido más rápido; pero, a la vez, como partían de más abajo, han alcanzado un nivel de integración inferior.
En efecto, actualmente el índice general de adaptación (28 puntos en una escala de 100) es notablemente más bajo que el de 1920 (42). Claro está que la composición de los actuales contingentes de inmigrantes de ahora (mayoritariamente hispanos) es muy distinta de los de entonces (predominantemente europeos, con alta proporción de británicos).
Para Vigdor, una posible explicación del rápido avance inicial de los inmigrantes recientes es que llegaron en una etapa de bonanza para la economía. Así, el aumento de las posibilidades de empleo hizo que la integración económica facilitara el rápido crecimiento en otros índices de adaptación.
Por países de origen, los índices de integración muestran diferencias significativas. Los inmigrantes más adaptados son los alemanes (87), seguidos de los canadienses (53). Los vietnamitas presentan un índice de 41; en cambio, los mexicanos solo llegan a 13. Una razón es la elevada proporción de ilegales entre los inmigrantes mexicanos, que baja mucho sus índices de integración económica y social. Pues, si se tienen en cuenta solo los aspectos culturales, los mexicanos están tan adaptados como los vietnamitas, y más que los chinos y los indios. Como dice Vigdor: “Si uno está ilegalmente en el país, muchas de las vías de asimilación están cerradas para él. Hay muchos puestos de trabajo que no puede conseguir, y tampoco puede adquirir la nacionalidad” (Washington Post, 13-05-2008).
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(1) Jacob L. Vigdor, Measuring Immigrant Assimilation in the United States, Manhattan Institute, Civic Report n. 53 (mayo 2008).