Las razones que mueven a las personas a salir de su país deben tomarse en cuenta para evaluar el modo en que les afectará la crisis económica, y para orientar a los gobiernos sobre el tipo de medidas que conviene tomar al respecto. Según la OCDE, ha habido varias recesiones que han tenido un impacto negativo sobre los flujos migratorios netos, pero por lo general no han afectado a las tendencias de la migración de largo plazo. Por el contrario, los flujos de quienes emigran por trabajo han sido más sensibles a las fluctuaciones económicas, mientras que la migración por razones familiares o humanitarias se ha visto por lo general menos afectada en el corto plazo.
Por otro lado, sostiene el texto, la experiencia histórica demuestra que si durante un lapso de recuperación de la economía se limitan las oportunidades para el trabajo de inmigrantes en condiciones legales, puede ocurrir un incremento en la inmigración ilegal como respuesta a la escasez de personal para ciertas ocupaciones.
Descenso de los flujos migratorios hacia el Norte
Los países en los que más temprano comenzó la depresión, y en donde más pudo extenderse, son los que, según la OCDE, registran mayor impacto sobre sus flujos de inmigrantes. Los extranjeros que buscan trabajo han descendido en Reino Unido, Irlanda y España. Los flujos de trabajadores de Polonia y Rumania hacia Irlanda y Gran Bretaña se han reducido más del 50% entre el primer trimestre de 2008 y el primer trimestre de 2009. En España bajaron de 200.000 en 2007 a 137.000 en 2008.
En otros países, los impactos de la desaceleración económica en los indicadores sobre inmigración no resultan aún visibles. Los flujos de inmigración irregular parecen haber experimentado un descenso en algunos países, notablemente en Estados Unidos.
Incluso si aún es demasiado pronto para calibrar en toda su dimensión el impacto de la crisis actual, los últimos datos disponibles confirman que la situación del mercado laboral experimenta un rápido deterioro en todos los países de la OCDE. Esta situación ha comenzado ya a comprometer los progresos que en años recientes había hecho el mercado laboral inmigrante en varios de estos Estados, notablemente Irlanda, España, Gran Bretaña y los Estados Unidos, en todos los cuales la inmigración ha desempeñado un papel clave durante el último periodo de expansión.
En muchos países de la OCDE los inmigrantes encabezan el grupo de trabajadores más afectados por el paro, dado que se concentran por lo común en industrias más sensibles a las fluctuaciones económicas, y puesto que sus contratos de trabajo suelen ser más inestables. El informe, por otra parte, no descarta el riesgo de los despidos selectivos.
En España, la tasa de desempleo entre los inmigrantes llegaba a 27.1% en el primer trimestre del 2009, frente a 15.2% entre los nativos, señaló el informe de la OCDE.
Ajustes en las políticas migratorias
El informe advierte que las medidas en forma de “paquetes de estímulos” orientadas al mercado de trabajo no deben producir discriminaciones hacia los inmigrantes regularizados, teniendo en cuenta que por lo demás es dudoso que se observe un retorno significativo, al menos entre la población más asentada. De especial importancia resulta la atención a los programas de capacitación y de reinserción destinados a los que trabajan en los sectores más vulnerables, que en ciertos países suelen contar con una amplia representación de inmigrantes.
La publicación de la OCDE hace también alusión a ciertas medidas que obstaculizan la integración de los inmigrantes en el mercado de trabajo, como las restricciones temporales que algunos países de la Europa de los 15 han fijado para los trabajadores provenientes de los nuevos Estados miembros. Con todo, muchos países de la OCDE no han limitado aún la entrada de inmigrantes, y algunos como Nueva Zelanda o Canadá, destinos característicos de la inmigración de permanencia, han mantenido sus políticas a pesar de la recesión.
El informe destaca asimismo los ajustes que se han producido en las políticas migratorias, que han llevado a rebajar los contingentes de nueva contratación de extranjeros y a endurecer las condiciones para la renovación de permisos de trabajo.
Los inmigrantes, más afectados por el paro
El deterioro general del empleo que se espera en los países del la OCDE para los próximos trimestres producirá a mediano plazo un descenso de la fuerza de trabajo extranjera, pero no al punto de acabar con la entrada de inmigrantes, pues según el estudio en ciertos sectores los empleadores seguirán teniendo dificultades para satisfacer la demanda con trabajadores nacionales. Podría ser el caso de oficios menos sensibles al ciclo económico, como la recogida de fruta o el trabajo doméstico, o de trabajos altamente calificados que, como los del área de la salud, suponen una formación larga y costosa.
Aunque reconoce que las crisis económicas pueden justificar las restricciones a la inmigración de trabajadores, el informe invita sin embargo a considerar las consecuencias que, a la larga, podrían tener los cambios de políticas adoptados durante una crisis. Asuntos como el envejecimiento de la población y la escasez de mano de obra por falta de suficientes jóvenes son problemas demográficos para los que el flujo inmigratorio podría representar una solución.
No obstante, la opinión pública tiende a hacer presión sobre los gobiernos para restringir la inmigración cuando surgen dificultades en el mercado laboral y los inmigrantes son vistos como competidores de los nativos. De cualquier modo, las medidas para restringir una inmigración indiscriminada podrían limitarse según convenios internacionales, y habría que tener en cuenta que en ciertos casos podrían tener efectos perversos inesperados sobre la inmigración ilegal o sobre la integración
Finalmente, el informe llama la atención sobre el descenso de las remesas de inmigrantes hacia los países de origen. La advertencia se dirige en general a prevenir la extensión de la crisis a los países más pobres, lo que podría suponer otro factor que favoreciera la inmigración ilegal.