Tras un prolongado declive demográfico en la Europa centro-oriental, se detectan los primeros indicios de un cambio de tendencia. La fecundidad remonta y comienzan a llegar trabajadores del Este. Mientras tanto, en la parte occidental del continente retrocede la natalidad y en varios países, la población se sostiene gracias a los inmigrantes.
Cuando se oye hablar de inmigración en Europa, se suele pensar espontáneamente en los africanos que entran en Italia o España a bordo de embarcaciones precarias desde las costas del Magreb, o en los refugiados de Siria o Iraq que antes llegaban a Grecia y ahora son frenados en Turquía.
Entre 15 y 18 millones de nacionales de los países de Europa del Este viven en Europa occidental
Sin embargo, ese fluj…
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