Contrapunto
En el proyecto de programa de acción de la Conferencia de El Cairo, se fijan una serie de metas para la financiación de programas de control de natalidad en países en desarrollo. Las necesidades se estiman en 13.200 millones de dólares en el año 2000, 14.400 millones en el 2005, 16.100 millones en el 2010 y 17.000 millones en el 2015. Podría pensarse que, tratándose de países pobres, se les iba a facilitar esa financiación. Pero no. El plan prevé que las dos terceras partes de esos costos sean financiadas por los propios países en desarrollo, mientras que para el tercio restante se buscarán países donantes.
El plan es perfecto. Primero se establece que hay una demanda insatisfecha de servicios de control de la natalidad, según lo que piensan los que manejan el Fondo de Población de la ONU; después se dictamina lo que hay que gastar en la promoción de medios anticonceptivos, proporcionados en su mayor parte por los laboratorios de los países ricos; y finalmente se pasa el grueso de la factura a los países en desarrollo, ya que «ellos son los primeros beneficiados».
Ignacio Aréchaga