En septiembre de 2004, el gobierno de Singapur aprobó la reducción de la semana laboral de los funcionarios públicos a cinco días. El objetivo es favorecer la conciliación de trabajo y familia, aunque también desea que la medida aumente la natalidad. El plan se está aplicando de forma gradual; tres cuartas partes de los empleados públicos ya han pasado a trabajar cinco días en vez de seis.
Los funcionarios llevan años pidiendo al gobierno esta rebaja. Pero el gobierno siempre se ha negado por temor a que la reducción disminuyera la productividad de los funcionarios -el 5% de la fuerza laboral- en un país con reputación de trabajar mucho y bien.
En el sector privado, solo el 40% de los empleados trabajan cinco días. La iniciativa del gobierno ha intranquilizado a las empresas que mantienen los cinco días y medio o seis de trabajo -temen que sus empleados comiencen a solicitar la reducción o busquen otros empleos-, pero la mayoría seguirán con sus jornadas porque el gobierno no ha aprobado por ley ningún límite.
Según un portavoz del gobierno, «tenemos la esperanza de que al tener más tiempo, las personas estén más relajadas y aumente la natalidad» («International Herald Tribune», 13-04-2005). Amy Khor, del Committee on Marriage and Procreation, coincide con él en que «para que suba la natalidad, hay que crear un ambiente pro-familia». El índice de fecundidad de Singapur está en 1,25 hijos por mujer; y como todo país pequeño, sufre especialmente la falta de reemplazo.
Algunos dudan de que la natalidad aumente en Singapur solo por esto, ya que el gobierno se ha comprometido a que no decaiga el nivel de atención al público: se mantienen las 42 horas de trabajo a la semana. Piensan que sería más práctico y rápido cambiar las políticas de inmigración.
Sin embargo, el gobierno confía en el plan porque a la reducción de la semana -que era la barrera psicológica más difícil de superar- seguirá una lista de medidas ya anunciadas: se incrementará el permiso de maternidad de 8 semanas a 12; se concederán dos días de permiso remunerados al año a los padres con hijos menores de 7 años; se reducirán las tasas que gravan los contratos a empleadas del hogar extranjeras; y se incrementará el llamado «baby bonus», que va de los 1.800 dólares por el primer hijo hasta los 18.000 dólares por el cuarto. Estas medidas se aplicarán a todos los trabajadores, no solo a los funcionarios públicos.